Análisis Metro Exodus - La pasión por el detalle de sus creadores nos llega en forma de libro convertido en juego

Los equipos de desarrollo afincados en Rusia suelen tener casi todos ellos un punto en común en muchos de sus juegos, como es hacer videojuegos con una enorme pasión por los detalles. 4a Games Studios no iba a ser menos, y en Metro Exodus encontramos un buen puñado de ellos en todos los sentidos, no solo a nivel técnico sino también a nivel jugable. Hay muchos elementos que lo hacen realmente atractivo, y es que puede que estemos ante uno de los shooters en primera persona con mejor guión de los últimos años, no solamente por la historia que cuenta, sino principalmente cómo lo hace. Veremos un montón de diálogos entre los personajes que son clave para entender la historia, pero incluso cuando los dejemos atrás, ellos seguirán hablando entre sí contándose historias de sus vidas que podemos (o no) escucharlas si queremos, y que añaden un grado más de realismo al juego.

Solo por la propia historia merece la pena jugarlo, pero es que a la hora de jugar también encontraremos un buen puñado de elementos, como el realismo en los disparos (tiro muerte si acertamos en la cabeza, o con un par de balas en el cuerpo), la construcción de nuestros recursos, el mantenimiento de las armas (se ensucian y tenemos que limpiarlas o no funcionan bien), o las fases de sigilo que ahora sí que son posibles (en las dos entregas anteriores era realmente difícil hacer un trozo completamente en sigilo). La combinación de mundo abierto y fases cerradas que encontramos resultan una de las grandes novedades de esta entrega y también aportan otro elemento que nos hace querer seguir jugando, principalmente porque tiene zonas de estructura de mundo abierto, con varias misiones que hacer en los mismos sitios, seguidas de otras más lineales que acompañan la historia perfectamente.

Todo esto está acompañado por unos personajes muy bien argumentados y carismáticos, por un apartado técnico muy bien conseguido (incluyendo el doblaje al español) y finalizado por una más que razonable duración para un juego de estas características, ya que si vamos a por las misiones principales encontraremos unas 12 horas de juego, que se pueden convertir en más de 30 (incluso el doble) si exploramos todos los rincones de las zonas abiertas e intentamos realizar todas las misiones secundarias que encontraremos.

A nivel jugable es donde vamos a encontrar los mejores elementos del juego, pero también los peores inexplicablemente. Y es que el sistema de control es el mismo que en cualquier otro juego del género, con los movimientos, los botones y las opciones exactamente iguales que cualquier otro shooter. Sin embargo, sus creadore han querido meter tantos detalles y opciones que encontraremos cosas como que un mismo botón valga para tres cosas distintas según cómo lo pulsemos o lo dejemos pulsado, y luego además tendremos más opciones con el mismo botón si hacemos combinaciones (casi como un juego de lucha con los combos). Esto nos hará que, en ocasiones, tengamos que pensar qué queremos hacer y cómo debemos hacerlo, o incluso tener que recordarlo en medio de una situación crítica, llegando a morir porque se nos ha olvidado crear oxígeno o cómo se repara la máscara cuando está rota.

También hay otros elementos que afean bastante el resultado final, como por ejemplo el tosco sistema de control del juego. Como ejemplo, basta con decir que si encontramos en nuestro camino una vía de tren no podremos seguir andando, ni corriendo ni agachados, simplemente porque (al parecer) es tan alta que tenemos que coger carrerilla y saltarla. Algo así afecta muchísimo a la jugabilidad, sobre todo si estamos intentando pasar desapercibidos por una zona agachados y Artyom es incapaz de pasar por al lado de una silla sin engancharse con ella. Otro elemento está el apuntado automático, que es configurable para que sea lo sensible que nosotros queramos, lo cual está muy bien y es muy original ya que en la mayoría de los juegos lo tenemos activo o desactivado, pero aquí podemos definir el grado de activación. Sin embargo, en ocasiones funciona fatal y nos hace morir cuando intentamos apuntar a ciertos enemigos cubiertos que, incluso fuera de la cobertura y apuntándonos directamente, hace que apuntemos a una pared donde está scriptado que está oculto aunque se esté asomando. Sabemos que son fallos que se corregirán con futuros parches, pero los primeros jugadores se han visto afectados de lo lindo por éste y otros fallos similares.

A pesar de estos fallos (que para nosotros afectan mucho a la jugabilidad), tiene tantos detalles buenos, tantas opciones jugables, y está tan bien hecho en el resto de opciones que merece la pena ser disfrutado incluso antes de que el parche sea lanzado.

Hay varios elementos que me gustaría nombrar por lo que Metro Exodus destaca sobre otros FPS. Tenemos la estructura de open world mezclada con otra más clásica, por lo que llegaremos a una zona de mundo abierto con misiones principales y secundarias, seguida de otra lineal totalmente, otra de sigilo, otra lineal y otra de mundo abierto. De esta forma es como si estuviésemos jugando a tres juegos en uno con su propia duración. La gracia está en que en las zonas abiertas podremos realizar pequeñas misiones lineales también e incluso secundarias aunque estas son totalmente opcionales, por lo que la duración del juego la decidiremos nosotros mismos.

La forma de contar la historia es otro punto a destacar en su innovación, ya que es fácil ver juegos con muchos diálogos pero no lo es tanto que tengan cientos de líneas de diálogos entre los propios personajes que enriquezcan la historia y que podamos decidir si escuchar o simplemente irnos y seguir jugando. De hecho, en ocasiones escucharemos a dos o tres personajes conversar entre ellos mientras que Artyom está hablando con otro personaje contándole la misión que debemos hacer, como si de una situación normal se tratase, algo que no estamos acostumbrados a ver en los videojuegos.
A parte de estos hechos reseñables, Metro Exodus sigue contando con un buen puñado de elementos vistos en entregas anteriores como el tener que limpiar nuestra máscara o repararla cuando se daña en tiempo real, pero también otros que no habíamos visto antes como el hecho de que nuestra arma se pueda ensuciar (no romper o desgastar, sino que un charlo la llene de barro y se atasque) y tenemos que mantenerla limpia en las mesas de trabajo para que no nos deje tirados. El juego está plagado de detalles que merecen la pena ser disfrutados y que denotan el gran esfuerzo y trabajo realizado por sus creadores, del cual se pueden sentir realmente orgullosos.

4a Games ha mejorado muchísimo en 4a Engine con el que también se hicieron las dos entregas anteriores de la saga y las remasterizaciones Redux aparecidas en PS4 y Xbox One. La calidad es muy similar a la vista en juegos AAA que corren en Unreal Engine 4 con unos muy buenos modelados de escenarios y personajes, buena animación (quizás un poco sobreactuados los movimientos de los protagonistas) y muchos detalles en pantalla. Donde más destaca sin duda está, precisamente, en lo que se puede hacer con esos detalles y que es fácil que nos sorprendan en ocasiones, ya que incluso habiendo jugado varias veces en los mismos escenarios, a veces vemos cosas distintas que no nos habíamos percatado las veces anteriores. Tuberías que se rompen y lanzan gas que matan a los enemigos, pequeños bichos que pueden morir por otros enemigos, eventos que suceden y que hacen que el escenario cambie o distintos comportamientos para los propios enemigos que los hacen en ocasiones impredecibles. Todo está muy logrado.

También hay otro detalle importante que mencionar y es la enorme variedad de entornos diferentes que encontraremos en el juego y que afectan directamente a la jugabilidad según donde estemos. Y es que Metro Exodus cuenta con varias zonas de estructura de mundo abierto separadas entre sí, y además varias misiones con estructura lineal clásica de cualquier otro FPS separándolas. Esto consigue, por un lado, una enorme variedad de entornos diferentes con diferentes experiencias, por lo que es imposible que nos cansemos de ver siempre lo mismo. Veremos zona de bosque, heladas, desérticas e interiores (pocos para nuestro gusto), y además enormes cada uno de ellos. Por otro lado la jugabilidad se adapta según la zona donde estemos, ya que mientras que en las zonas abiertas tenemos que jugar como un open world tradicional (zonas donde descansar y reparar equipo, lugares donde entregar las misiones y seguir...), en otras se comporta como un shooter en primera persona tradicional de avanzar y acabar con todo bicho viviente.

A nivel sonoro también el juego está a gran altura. No solo cuenta con temas ambientales muy propios de cada situación, sino que juega un papel importante en la jugabilidad al poder escuchar distintas melodías incrementales cuando hay enemigos cerca lo que nos da pistas de que aún hay peligro aunque no los veamos. Cuenta con un doblaje al español muy bueno que a veces le falta algo de sentimiento o entonación, aunque cumple perfectamente con su cometido. El único problema que se le puede encontrar son algunos fallos técnicos (cuelgues) o los problemas jugables de no poder andar sobre una tabla o una vía de tren sin tener que saltarla que afectan bastante a la jugabilidad pero no tanto a su apartado técnico. Nada que no pueda resolver un parche en unas semanas.