Cuando hace algunos años,
Hideo Kojima salía al estrado del E3 solo para dejar muy claro que no estaba al frente del desarrollo de
Metal Gear Rising, ya podíamos preveer que íbamos a encontrar algo muy distinto a
MGS4. Durante varios meses
Konami trató de arrancar el proyecto - con la idea central intacta,
Raiden-Cyborg como protagonista y una espada capaz de cortarlo todo - pero no conseguía dar con la fórmula exacta de juego... Hasta que
Platinum Games acudió al rescate, y se hizo cargo de este
Revengeance, dándole las dosis de acción frenética y espectacular que caracteriza a la producción final.
Con este principio claro, sabemos que tenemos un
juego muy apartado de la infiltración, que apuesta por la acción salvaje y directa; años después de los acontecimientos de
Metal Gear Solid 4 Raiden se convierte en un guardaespaldas... Y es salvajemente vencido por un grupo paramilitar. Es hora de evolucionar sus habilidades, y de que llegue la
venganza.
Con la mecánica de
troceo de enemigos como protagonista (asignando los cortes al analógico derecho para que lo hagamos con precisión, aunque vamos a encontrar problemillas menores en algunos momentos) nos vamos a encontrar una revisión del
tiempo bala, que unida a un sistema de
parry (guardia/contraataque) crean un sólido juego de acción con momentos realmente espectaculares, y del que van a disfrutar tanto los fans de la franquicia
Metal Gear como aquellos que se veían repelidos por un desarrollo más lento. Desde que cojamos el mando para comenzar a controlar a
Raiden hasta la conclusión de la aventura la adrenalina va a fluir... Como una auténtica bomba.
La intensidad está perfectamente ajustada... El problema viene más con
la duracción de la experiencia, que podemos completar perfectamente en 7-8 horas en nuestra primera interación (aunque todo depende de nuestra forma de jugar, si vamos de forma más
contemplativa y experimentando con las cosas a cortar este tiempo se multiplica). Y una vez terminado el modo historia, sólo podemos experimentar con distintos niveles de dificultad y las misiones VR (de realidad aumentada). No hay multijugador, y las posibilidades de juego alternativas terminan siendo un poco pobres, sobre todo cuando ya hemos visto que hay gran parte de contenido DLC anunciado para enriquecer el juego principal.
Está claro que el trabajo de
Platinum se ha centrado en la experiencia del modo historia, y que
Konami ha querido orientarla a todo tipo de jugadores - entre otras cosas bajando el nivel de dificultad, los hardcore del género deberían comenzar directamente en el nivel de dificultad más alto, y luego sólo podrán re-jugarlo en el modo
Revengeance, la prueba más alta de habilidad -, y queda patente que el título se queda un pasito por detrás de los últimos grandes exponentes del género, como
Bayonetta o DMC.
Con todo resulta muy, muy sencillo sentarse y disfrutar de la acción frenética de
Metal Gear Rising Re:Vengeance, porque las cosas se han hecho bien a todos los niveles; es cierto que un poquito más de trabajo, duración y opciones de juego nos hubieran dado un juego realmente sobresaliente e incluso capaz de ensombrecer a la saga principal, pero... También es verdad que, tal y como está, es un título estupendo con cualidades indiscutibles, que aúpa a Raiden como un dignísimo nuevo protagonista.