Un apartado gráfico mucho más trabajado hubiese dotado al título de los puntos que restan para pasar del buen juego sin más a convertirse en un indispensable en la juegoteca de cualquier poseedor de Xbox o PS2. Gran apartado sonoro y musical y el engine Havock que vuelve a hacer de las suyas en la física, aunque con ciertos defectillos que pueden pasar por alto.
Aunque hemos visto en movimiento las dos versiones del título puestas a la venta en nuestro país, es decir, Xbox y PlayStation 2, es a la primera a la que le hemos dedicado un buen número de horas y a la que le hemos prestado mayor detalle visual y sonoro y es algo que nos ha sorprendido, pero no gratamente, ya que la versión para PlayStation 2 es un calco de la de Xbox, con la diferencia de hardware que existe entre ambas, llevando una lacra a la versión para la máquina de Microsoft considerable. Y es que hacía tiempo que no veíamos un título con tantísima niebla, pocos detalles en pantalla y unas texturas de mediocre calidad como en este título, algo que podría considerarse bastante normal en PS2 por lo limitado del hardware y la dificultad para sacarle partido, pero no para Xbox, después de muchas maravillas técnicas que hemos visto en este hardware.
Quizás, esto sea explicable debido a lo enorme de sus escenarios, a la cantidad de elementos móviles en pantalla o a la no presencia de carga en el paso de un escenario a otro, algo que se consigue cargando constantemente en memoria y disco duro, pero esto no debe convertirse en una excusa para la pobreza visual que el juego ofrece. Nada más comenzar el juego, lo primero que vemos es una estatua que representa a uno de los ?dirigentes? del territorio coreano, cuya cuadrada cabeza (no lo decimos por la ideología) nos hace presagiar lo que vendrá a continuación. La excusa de la niebla para ?ambientar? a un territorio muy húmedo tampoco debe ser un pretexto para dotar al país coreano con una humedad en el ambiente del 200% y no dejarnos ver más allá de unos pocos metros. Algunas construcciones, personajes y vehículos se salvan de este apartado gráfico que podría haber sido muy mejorado si, en esta ocasión, sí hubiesen tomado como referencia al título de Rockstars, por ejemplo.
Afortunadamente, no todo es tan gris en el título de
Pandemic, con una banda sonora de gran calidad, con 21 cortes compuestos por
Michael Giacchino, compositor de las bandas sonoras de la saga
Call of Duty, de la serie de televisión
Alias o de la película de
Pixar Los Increíbles y que ha sido orquestada por la
Northwest Sinfonía. También se ha tenido en cuenta el aspecto sonoro, explosiones, disparos y derrapes realmente bien integrados en la acción así como el doblaje de los actores, de gran calidad aunque en perfecto inglés.
Por último, comentar otro punto que es capaz de ofrecer lo mejor y lo peor en este título, como es la utilización de la física, a cargo del engine
Havock, como en otros muchos motores de muchos títulos. Por un lado, explosiones hiper-realistas de coches, helicópteros y cualquier otro vehículo o edificación, reflejados fielmente en el juego o ver como al explotar cada uno los vehículos, salen volando por los aires envueltos en llamas y al caer en el suelo, acabar con todo lo que se encuentra a su paso, provocando incluso reacciones en cadena con otros vehículos o acabando con la vida de las personas que se encuentre. Todo muy realista, si no fuese por que en otros puntos del juego, por ejemplo, un jeep es capaz de subir paredes de casi 90º sin que el coche caiga hacia atrás o el comportamiento cuando menos extraño de misiles haciendo impacto contra búnker sin hacerles el más mínimo rasguño, detalles quizás a los que no se les ha prestado especial atención y que, sin ser especialmente importantes, sí ensombrecen su resultado final. Eso sí, ni por asomo de la misma forma que el apartado gráfico.