Los aficionados a los FPS nos las prometíamos muy felices cuando Nintendo anunció su nueva consola, Wii, con su más que prometedor sistema de control de movimiento. La idea parecía perfecta para hacer los mejores juegos de acción en primera persona, por lo que los aficionados a este género ya tenían una consola de referencia a la que echarle el guante. A día de hoy, hemos recibido dos títulos de este género sin el mayor acierto debido, sobretodo, a crear un sistema de control nada novedoso ni original que trasvasa un sistema de pulsación de botones en simples gestos dejando el resto de la jugabilidad intacta con respecto a cualquier otra consola. Ese es uno de los muchos problemas que tiene este título,
Medal of Honor: Vanguard, hasta el momento tercer intento por llevar el FPS a Wii y que sigue sin convencer nada de nada por muchos motivos, sólo que en este caso
estamos ante lo que parece a todas luces un juego que no ha cumplido todos los pasos necesarios en su proceso de desarrollo o, en su defecto, que ha desarrollado y testeado por gente completamente inexperta que no sabe lo hace, tal cual.
Nada más arrancar el juego por primera vez y ver el logo de Electronic Arts completamente borroso gracias a una calidad de vídeo bastante pésima, nos empezamos a temer lo peor, aunque claro, siempre puede ser un intento por reducir espacio en el DVD para ofrecer mucha más cantidad de juego. El inicio de la primera fase nos explica los saltos en paracaídas y su cometido dentro de las misiones, lo que finalmente se convierte en un simple hecho de entrada a cada misión que no nos permite prácticamente ningún rango de movimientos, por lo que siempre acabaremos aterrizando en un radio muy cercano al punto de lanzamiento e iniciando la misión donde están el resto de nuestros hombres, algo que no aporta absolutamente nada al juego. El caso es que desde el primer anuncio, esto se tomó como una antesala de la próxima entrada de la saga MoH,
Airborne, donde sí suponemos que los lanzamientos en paracaídas tendrán una repercusión final en la misión, y que en Vanguard es simplemente es figurativa.
El control parece un poco mejor que el que vimos en Call of Duty 3 para esta misma consola, muy similar en la mayoría de opciones aunque con un mejor uso de los recursos del mando. Controlamos los movimientos con el analógico, las vistas con el wiimote moviéndolo por la pantalla, el disparo con el gatillo de este mando y el zoom con el botón A, el cual se usa extensivamente para todas las armas. Haciendo un gesto rápido con el nunchaku hacia la izquierda giraremos la vista 180º y el mismo gesto hacia la derecha recargará nuestra arma, hecho este que no convence del todo, ya que algunas armas no se recargan hasta que terminamos el cargador y por más gestos que hacemos no se nos informa de ello, lo que da una sensación de no estar haciéndolo bien. También podremos hacer gestos con el nunchaku para arrodillarnos, tumbarnos y levantarnos, aunque los dos gatillos de este mando hacen la misma funcionalidad, prefiriendo utilizarlos antes que estos gestos. Por último, el cambio de armas se hace usando la cruceta digital, la dirección izquierda para intercambiar de armas y la derecha para activar la granada, tirándola con un gesto del wiimote, lo cual nos parece más acertado que el uso visto en CoD3 puesto que la cruceta digital debe utilizarse para lo menos posible por su posición y dificultad.