Después de años de rivalidad parecía que Mario y Donkey por fin habían enterrado el hacha de guerra... Hasta que
Mario comenzó la producción de los simpáticos
mini-marios, pequeños robots inspirados en el fontanero.
Donkey se ha vuelto un coleccionista acérrimo, tanto que ya le han dado varios quebraderos de cabeza... Y en esta entrega vuelve a repetir sus errores. El lanzamiento de un
mini-robot de
Pauline limitado a 100 unidades - en una cola en la que Donkey es el 101 - hace que el gigantesco gorila vuelva a secuestrar a la
Pauline original... Menos mal que los
Mini-Marios están listos para salir al rescate en esta peculiar fábrica de juguetes.
La novedad más interesante de
Megalío en Minilandia es que
no tendremos control directo sobre los mini-marios, sólo sobre distintos aspectos del escenario (haciendo el juego más parecido a un Lemmings). Así, nuestro objetivo principal es llevar a todos los juguetes a la meta esquivando peligros, dentro de un tiempo y sin dejar ninguno atrás. Un punto conflictivo es que
la muerte de un sólo mini-mario (o que no llegue a tiempo a la puerta de salida junto a sus compañeros) equivale a repetir la fase entera
Con 9 mundos principales (más uno oculto, y otro de desafíos especiales),
Mario Vs. Donkey: Megalío en Minilandia equivale a decenas de horas de juego, siempre y cuando nos guste la fórmula de
puzles para calentarnos la cabeza y experimentar con los escenarios. Eso sí, para que no caigamos en la monotonía cada 8 fases nos encontraremos dos refrescantes novedades:
- Minijuegos. Aprovechando la mecánica de interacción con los escenarios tendremos distintas opciones de juego para partidas rápidas. Con la idea de subir puntuaciones, son bastante competitivos.
- Combates contra el jefe final. Los enfrentamientos con
Donkey Kong para tratar de salvar a
Pauline (con el vestido convenientemente desgarrado por
Mario, en un guiño al clásico) son un ejemplo del ingenio de los diseñadores. Estos duelos son los únicos momentos en los que podemos perder
mini-marios sin tener que repetir la fase.
Además, cada vez que terminemos una fase la consola nos evaluará, y si cumplimos los requisitos nos dará una medalla. Las medallas sirven para desbloquear nuevos (y desquiciantes) retos especiales.
Y si esto no os parece suficiente,
completar las fases no es lo único que nos ofrece esta entrega, donde también podremos desatar nuestra vena creativa gracias al editor de niveles, aprovechándonos además de la conexión
Wi-Fi de
Nintendo para compartir centenares de nuevos niveles. Seamos buenos diseñando o no, si tenemos un
punto de acceso cerca el juego dispara su duración.
El mayor
pero, tras probar a fondo
Megalío en Minilandia es que bien no nos atraiga mucho el género (puede ser incluso frustrante para determinado tipo de jugadores) o que ya hayamos quemado la fórmula en otras entregas; y es que este nuevo título para DS es básicamente más de lo mismo, con todo lo bueno (y malo) que ello conlleva.