Hace algo más de un año que el público español recibí a la primera entrega de este sensacional juego de puzzle en PSP cuando ahora le toca el turno a una secuela que pretende ofrecer exactamente la misma idea, técnica y desarrollo que su antecesor, mejorándola y ampliándola aún más. Con esto, se puede hacer uno la idea de tener ante si un juego que vuelva a innovar como en su momento supuso la primera parte de la saga, aunque no estamos ante eso precisamente. Al igual que la primera entrega,
Lumines II ha sido desarrollado por
Q Entertainment con
Tetsuya Mizuguchi al frente y por ello y como la mayoría de los títulos que se vinculan a este nombre propio japonés, la música juega un papel crucial en su desarrollo. Para los que no sepan de qué va este juego, diremos que consiste en un concepto sumamente sencillo muy similar al visto en su momento por Tetris, aunque con algunas diferencias. Una serie de piezas cuadradas compuestas siempre por cuatro pequeños cuadrados con dos colores mezclados caen desde la parte superior, siendo nuestro objetivo formar cuadros de, como mínimo, cuatro de estas pequeñas formas del mismo color, eliminándose de la pantalla cuando lo consigamos. Con ellos, se pueden formar figuras mucho más grande si combinamos cuadrados en distintas formas pudiendo eliminar un mínimo de cuatro y un máximo de los que consigamos juntar del mismo color. Al eliminar estos cuadros, los que se encuentran encima caerán en los huecos dejados por estos, con lo que si se forman nuevos cuadrados de colores únicos, podremos hacer distintos combos que nos sumarán mucho más puntos que si los hacemos sueltos.
Como vemos,
la idea es exactamente calcada a la del título original, incluido el componente musical que lo enlaza todo y que no se comporta como un simple elemento acompañante, sino que jugará un papel crucial. Por ejemplo hará que cuando consigamos crear estos cuadros de igual color, al desaparecer escuchemos distintos tipos de sonidos que siempre estarán a ritmo de la música que suena. De la misma forma, los fondos tras las piezas no son simples fotos estáticas como en la mayoría de los puzzles, sino que también estarán animados moviéndose al ritmo de la música, creando un punto de unión entre el jugador, el juego y el desarrollo de la partida. También, el juego se irá haciendo cada vez más rápido cada vez, aunque no será como en la inmensa mayoría de títulos del género, aumentando cuando llegamos a una puntuación, sino cuando la música termine y comience la siguiente pista, que hará que las piezas cambien de color así como el fondo y, por supuesto, la canción. De esta forma, la mayor parte de elementos originales que encontraremos en su desarrollo serán nuevos skins (cada uno de los fondos donde jugamos con su música correspondiente) así como un buen montón de nuevos modos de juego disponibles, que hará que cualquier fan de este tipo de títulos tenga UMD para rato.
Por ejemplo, tenemos el modo desafío, que es el estándar del juego, con tres posibles niveles de dificultad en el que el aumento de la velocidad es ínfimo. Tenemos también un
Modo Misión, que nos propone una serie de pruebas a resolver con un número de movimientos, piezas y tiempo limitados, así como otro nuevo modo para esta secuela como es el modo Rompecocos, en el que tendremos que crear una figura que se nos marca con las piezas que van cayendo. Aparte de los modos para un jugador, también tenemos un modo duelo para unirse a otra partida con otros jugadores o un modo versus donde podremos jugar contra la computadora o contra otro jugador (pudiendo compartir el juego con un solo UMD).