Análisis Like a Dragon: Ishin - Vive la vida del samurái como un auténtico dragón

Terminar Like a Dragon: Ishin! nos puede llevar unas 25 horas en la primera partida, pero como ocurre en todos los juegos de la saga Yakuza - y sus derivaciones - hay toneladas de opciones, misiones secundarias y desafíos de distinta índole para duplicar fácilmente la duración base, y llegar a las 50. Pero si somos realmente completistas y queremos exprimir el 100% de la experiencia (ojo, aquí no hay arcades, pero sí un buen montón de minijuegos, todos perfectamente ambientados en la historia) podemos acabar superando las 100 horas...

Por supuesto, a todo el mundo no le va a resultar atractiva la ambientación y/o historia, pero si sois mínimamente amantes de la cultura oriental y queréis conocer a fondo un periodo tan interesante como el Bakumatsu, la antesala de la era Meiji y el fin de los samuráis. Para estos jugadores hay toneladas de contenido (mucho de él, inspirado en hechos reales), personajes históricos, situaciones reales... Todo con un toque un tanto fantástico y muy de telenovela que a nosotros nos ha enganchado con ganas.

A nivel jugable Like a Dragon: Ishin! es heredero directo de las primeras entregas de Yakuza, y recupera uno de los elementos que más hemos echado en falta recientemente, los estilos de lucha adaptables a las distintas circunstancias. Así, tendremos el estilo espadachín, el más equilibrado, camorrista para poder repartir a corta distancia, pistolero para sacarle el jugo a los ataques a distancia y bailarín, la que mejor combina los distintos tipos de golpe y uso de armas. Todo se complementa con el uso de la barra de furor para causar un daño masivo, escenarios interactivos y un sinfín de duelos.

Más allá de la exploración y batalla básica, nos encontraremos con un Kioto realmente vivo y con centenares de misiones para nuestro samurái en busca de venganza, que van desde ajustar cuentas con grupos de ladrones locales a liderar grupos de soldados para limpiar mazmorras, pasando por detalles tan divertidos como rescatar gatitos o cuidar de nuestro huerto. En la variedad de misiones y opciones está el gusto, y al tiempo que nos vamos haciendo más fuertes con distintos orbes que conseguiremos en batalla, iremos haciendo crecer también el mapa con nuestras opciones.

Como remake, Like a Dragon: Ishin! tiene poco que aportar si ya hemos jugado a la versión de 2014, más allá del cambio de motor gráfico y pequeñas diferencias, como mejoras sutiles en el sistema de batalla o nuevas habilidades para los jefes, que ahora son más desafiantes. Bastante poco, sobre todo si pensamos que el original sigue estando disponible para PS4, y que esta entrega también sale para PS4.

Si ya juzgamos el juego en sí, Ishin tiene personalidad y carisma por los cuatro costados, cuenta con un carismático protagonista - Sakamoto Ryoma, un personaje histórico real - y ambienta a la perfección un momento crucial en la evolución de Japón, el choque entre la cultura oriental y la occidental, el choque de las espadas de los los samuráis y las primeras las armas de fuego, el honor y el destino de un país. El resultado es francamente brillante y uno de los grandes valores del juego, una experiencia que cualquier fan de los juegos de samuráis (y, en especial, de Yakuza) debería vivir. Desde los originales minijuegos - que van del Shogi a la carrera de pollos - a las batallas, la exploración de mazmorras junto a los Shinsengumi... Hay toneladas de detalles únicos y perfectamente tallados.

Concebido como un remake del título de PS3 (también adaptado a PS4), Like a Dragon: Ishin! viene con un cambio en el motor gráfico, que esta vez es el Unreal Engine (frente al Dragon Engine de las entregas más recientes), y que trae consigo importantes mejoras en los rostros y la iluminación (especialmente de día), todo un lavado de cara sobre el juego original. Por contra, las animaciones durante los combates acusan mucho más el tiempo, son más mecánicas y robóticas, y hay pequeños puntos mejorables, como la carga de texturas. El resultado final es de notable alto, creando un mundo vivo y lleno de detalle que nos lleva al Japón de antaño y sabe sumergirnos en su cultura y opciones.

El apartado sonoro funciona a las mil maravillas, y aunque el audio solo se ha dejado en japonés, dada la ambientación y la calidad del equipo de doblaje nos ha parecido todo un acierto, al igual que tener textos en castellano para disfrutar de la historia. La banda sonora es una auténtica maravilla en calidad, variedad y cantidad de temas, incluyendo incluso algunos cantados (que podemos interpretar en plan karaoke) que ponen el brocho de oro a la experiencia.