Aunque es uno de los personajes más longevos de
Nintendo,
Kirby siempre ha tenido una excelente capacidad para reinventarse, y protagonizar aventuras que cambian completamente la mecánica de juego de la franquicia. En los últimos años lo hemos visto convertido en pelota que teníamos que guiar en
Kirby y el Pincel del Poder, o aplanado y sin poderes en
Kirby Epic Yarn... Ahora el equipo de
HAL vuelve a sorprendernos con
Kirby Mass Attack, dónde el héroe rosado es
dividido en 10 pequeñas copias de sí mismo y pierde su capacidad para tragarse a los rivales o convertirse en un globo tragando aire; sin embargo, puede hacer un pequeño ejército de copias de sí mismo, con las que ajustar cuentas con los enemigos oscuros que quieren acabar con la luz y el color.
Guiar a varios
Kirbys (su número va creciendo con las frutas que comamos, hasta un máximo de 10 simultáneos) es algo muy sencillo gracias al
stylus y a la pantalla táctil, aunque
tiene sus truquitos;
Mass Attack sigue la máxima de
fácil de jugar, difícil de dominar, y lo que empieza siendo un divertido paseo acaba
complicándose sensiblemente en las últimas fases, donde tenemos que ser rápidos, astutos y preciso a la hora de dividir / usar nuestras fuerzas.
Hay 3 ejes que potencian la rejugabilidad del título a lo largo de sus 5 mundos (con casi 50 fases):
- La evaluación en las fases. Además de ir entrando en las fases para avanzar (para lo que es necesario tener un número mínimo de
Kirbys),
Mass Attack nos evaúa al final de cada fase. Conseguiremos
Oro si llevamos a todos los
Kirbys sanos y salvos,
Plata si reciben algún impacto y Bronce si no perdemos ninguno durante las fases (rescantando a los angelitos). El oro es fácil en los primeros niveles, pero muy complicado luchando contra los enemigos finales o en las últimas fases...
- Las medallas. Cada fase esconde 3 (o más) medallas repartidas por su trazado, y para encontrarlas tendremos que registrarlas a fondo, solucionando puzles y buscando caminos ocultos. Muchas veces es imposible conseguir todas las medallas inicialmente, lo que dispara la rejugabilidad.
- Los minijuegos. Cuando reunamos un número de medallas iremos desbloqueando un buen montón de desafíos extra, como un
pinball, un juego de naves o un mini-juego de rol, títulos cortos pero muy rejugables y que suman muchas horas a la fórmula. El único
pero que podemos poner aquí es la falta de multijugador en todos ellos o que no haya soporte
Wi-Fi para evaluar nuestras puntuaciones.
Estos tres puntos se refuerzan con
logros desbloqueables (que iremos consiguiendo mientras jugamos), otro divertido aliciente que potencia otro de los puntos más fuerte del juego: su adictividad.
Cierran el juego
un correctísimo apartado gráfico en 2D - pero coloristas y llenas de detalle, y con 10 pequeños héroes animados luchando contra los enemigos - y una excelente banda sonora. Una sobresaliente despedida de la
bola rosa de
Nintendo DS. Nosotros ya estamos impacientes para ver con qué nos sorprenderá cuando se estrene en 3DS...