La nueva aventura de Kirby no es precisamente revolucionaria, pero llega a Switch con algunas ideas interesantes, especialmente de cara al multijugador. En esta ocasión
Kirby tiene un corazón mágico que permite que la mayoría de sus enemigos se unan a su bando; así, en lugar de tragarlos y obtener temporalmente sus poderes podremos tener un pequeño ejército de aliados... ¿Y lo mejor? Que podemos combinar las habilidades de dos personajes con divertidísimos resultados. Más allá de un espadachín de fuego o hielo podemos ver a
Kirby convertido en una bola de
curling arrasando con todo, o en un luchador que lance a sus
amigos contra los enemigos convertidos en pelota.
La idea de la experiencia multijugador parece el eje fundamental de la aventura, y es un punto a celebrar si tenemos amigos con los que disfrutar de la experiencia... Pero también puede ser un lastre, porque el juego nos "obliga" a ir acompañados por personajes controlados por la CPU que pueden ser bastante incontrolables a veces. Otro punto conflictivo son los minijuegos, que siempre suelen ser una de las fortalezas de los juegos principales de la saga, y que en esta entrega flojean bastante.
Kirby se merece mucho más.