Kingdom Come: Deliverance II es un juego de rol medieval con un estilo realmente realista y una jugabilidad muy bien trazada. La idea es vivir en primera persona la emoción de combates nada sencillos, explorar zonas en los que la muerte puede estar (y suele estar) a la vuelta de la esquina y maravillarnos con el realismo de las ciudades, campos, personajes secundarios... Pero también experimentar con las conversaciones, descifrar una trama brillante, hacer a nuestro personaje más inteligente leyendo libros, o avanzar por el camino del sigilo y las
muertes silenciosas cuando la aproximación directa se nos complique.
Por supuesto, estamos en un mundo casi real en el que tenemos que preocuparnos incluso de
nuestra higiene, la de nuestra ropa, las heridas, no ir salpicados con sangre, tener provisiones que no sean perecederas... Incluso de crear nuestras propias armas si realmente queremos un buen acero. Y lo mejor es cómo los personajes van a reaccionar a nuestras acciones, actitud, aspecto, de una forma sorprendentementemente fiel a lo que debería ocurrir. Si vas orientado solo hacia la acción y la aventura estos elementos pueden
cortarte un poco el rollo y ralentizarte, pero si te quieres meter de lleno en la piel de
Henry son grandísimos valores.