Tras nuestra primera toma de contacto con
Kengo Zero se nos planteará una muy seria duda? ¿qué es esto? ¿un simulador de lucha? ¿un machacabotones? ¿un juego de peleas? ¿un juego de acción/estrategia? ¿una inocentada? Pues es una cuidada selección de cada uno de esos géneros pero mal hecha.
Como simulador se queda corto, aunque podría ser una idea interesante ya que está medianamente documentado, pero los movimientos se acabarán limitando siempre a lo mismo,
un movimiento Kumitachi, que no es más que la técnica en la que los dos samuráis quedan enganchados en la pelea cuerpo a cuerpo, ataques frontales o laterales y bloqueos.
Como machacabotones termina siendo repetitivo hasta la saciedad y poco adictivo.
Como juego de peleas podría servir, al ver la ineficaz IA de los personajes me he recordado a mi mismo años atrás jugando al
Renegade, sólo que en lugar de 2 botones para atacar hay 4, casi no importa qué hace cada botón tu simplemente los vas pulsando en el orden que quieras y el resultado al final es el mismo.
Y como juego de
acción/estrategia sencillamente no da la talla, ni tiene calidad técnica, ni tiene personajes emblemáticos, todos son condenadamente parecidos en los movimientos, y los enemigos aparecen de la nada, lo que desde luego aburre.
Como inocentada, es perfecto, lo podemos regalar a un amigo en estas fechas de navidades, además es de los juegos más baratos del catálogo. ¿será por algo?.
Personalizar a los protagonistas es algo muy común hoy en día, aquí no puede ser menos y podremos hacerlo asignándoles movimientos que compraremos a cambio de los puntos de experiencia que vamos consiguiendo en cada nivel, una buena idea si no fuera porque apenas afectará a la jugabilidad, con lo que esta opción quedará como algo meramente anecdótico.
En el modo principal de juego podremos elegir entre 3 samuráis iniciales, terminando las historias de cada uno podremos desbloquear los 6 samuráis restantes. Aunque cada uno de los samuráis tiene movimientos distintos la única diferencia radica en la animación, ya que los efectos durante la batalla serán idénticos, y es que estamos ante un juego que carece de física en absoluto, las animaciones están prefijadas y nada hará que los movimientos varíen, el Kumitachi resulta ridículo, ya que las espadas de los dos luchadores quedan pegadas como por imanes y así permanecerán hasta que uno de los dos consiga zafarse, con un
Sokurigiri o un
Kaeshi o lance un ataque (
Kuzushi). o en el forcejeo (
Tsuba-zemari Bashiri) choque contra otro personaje, lo que le lanzará al suelo. Y aquí se plantea otro de los puntos muy negativos del juego. No hay una sola ayuda durante el juego que nos explique cómo se juega, es decir, que o leemos el manual o no podremos ni siquiera optar a matar al primer enemigo final de la primera fase. Por cierto, los enemigos finales son los otros 8 personajes, así que para cada personaje tendremos 8 niveles.
El manual viene traducido, aunque el juego está íntegramente en inglés y no solo eso,
las voces de los personajes están todas en japonés, lo cual sí es algo positivo, ya que alguien que pueda apreciar este juego será alguien que prefiera oír las voces en japonés original y con subtítulos.
Tenemos otro modo de juego en el que se nos plantean misiones donde lo único que difiere en cada una de ellas es el número de enemigos que tenemos que matar para pasarla, eso sí, en diferentes escenarios. Los escenarios están bien realizados con bonitos gráficos y una ambientación de la época lograda, no son demasiado grandes y están repletos de muros transparentes que no nos permiten movilidad absoluta.
Sin duda lo novedoso del juego es poder configurar los movimientos de nuestro samurái, pero con el mal sabor de boca que deja el resto del juego dudo que a mucha gente le apetezca indagar este apartado a no ser que sea muy fan del tema. Pero incluso para alguien que buscara un simulador de lucha samurái este juego sabrá a decepción lo mires por donde lo mires.