Traicionado por el que fuera su antiguo jefe, encerrado y buscado en la isla de Panau, cercado por el ejercito militar del dictador Baby Panay...
Rico Rodriguez no empieza Just Cause 2 con demasiadas facilidades, pero no es un tipo al que le gusten los retos fáciles. El agente secreto es de los que se crecen ante las dificultades, y no dudará en poner todo su talento a manos de la resistencia local y comerciar en el mercado negro para conseguir armamento suficiente para acabar con el dictador y, por supuesto, vengarse.
Más allá de la divertida mecánica de juego y la libertad que se le da al usuario - típica de un
sandbox -
Just Cause 2 enriquece su propuesta con maniobras espectaculares (marca de la casa, como la opción de
hacer surf sobre coches, motos y aviones) y
concretamente dos apartados muy importantes en la secuela:
- Por una parte, la idea de la destrucción masiva.
Just Cause 2 nos recompensa por causar el máximo caos posible al jugar. Para demostrar que nos oponemos al actual
gobierno de Panau tendremos que causar daños masivos en la isla y en sus instalaciones (radares, infraestructura eléctrica, bases militares). Por supuesto,
este es uno de
los elementos más divertidos del juego, conseguir causar daños masivos en zonas de la isla y escapar indemnes de un ejército cabreado (incluso neutralizar las armas)
- Por otra, la excelente
física del juego permite que le saquemos mucho más jugo a nuestro gancho / paracaídas. Ahora podemos
combinar dos cosas (por ejemplo, un barril inflamable y una bombona de gas) y conseguir interesantes efectos (al dispararle, la bombona sale lanzada arrastrando el barril, hasta que explota y hace explotar al barril). Unir el gancho y el paracaídas (para hacer algo similar al parapente), atar a un enemigo a un vehículo, utilizar un helicóptero para remolcar cosas...
Panau es nuestra zona de juegos, y con un poquito de imaginación podremos hacer cosas sorprendentes.
Darle personalidad a un título
que comenzó siendo muy similar a vacas sagradas como GTA ha sido un trabajo arduo, pero en
Avalanche Studios han sabido cómo hacerlo. Para empezar el
personaje principal, Rico Rodríguez, ha ganado profundidad e interés, y muchos enteros al
interactuar con otros personajes bien definidos. El siguinte paso lógico era evolucionar la historia para hacerla menos plana y más adictiva: hecho. Vamos a encontrar traiciones (esperadas e inesperadas), interesantes giros en la trama y alguna que otra sorpresa que hará que se os descuelgue la mandíbula... Por último, darle vida a la increíble
isla de Panau, desde sus cumbres nevadas a su puesta en escena.
El apartado gráfico de
Just Cause 2 es
espectacular y brillante - sobre todo si tenemos en cuenta las posibilidades destructivas que ofrecen los distintos escenarios, o cómo la isla es completamente 3D y podemos movernos con libertad por la tierra, el mar o el aire, incluso sobrevolarla con un avión - y la isla de Panau un gigantesco mini-universo de posibilidades. Lo
malo es que vamos a encontrar numerosos
glitches, fallitos esporádicos que afectan a la mecánica de juego y deslucen - en parte - este colosal trabajo.
El apartado sonoro es especialmente bueno a
nivel de doblaje, y es que todos los personajes del juego hablarán un correcto español, haciendo la experiencia mucho más inmersiva (y dándoles un
zas, en toda la boca a los que defendían que era imposible doblar un juego del tamaño de
GTA IV). La banda sonora es algo más discreta, pero ambienta a la perfección nuestras correrías por la isla, desde los momentos más tranquilos a los auténticamente emocionantes.