El punto más fuerte de esta adaptación es, sin duda, el gran hacer de
Omega Force y los chicos de
Nintendo al mezclar las franquicias
Zelda y Dynasty Warriors, y hacerlo con cariño, con talento y con muchos guiños para los amantes de la franquicia de la
Gran N. Así, la experiencia se adecúa perfectamente a ambas fórmulas, y tendremos que ganar zonas con
fuertes de hadas, luchar con armas especiales como bombas (y abrirnos camino por caminos ocultos), escoltar un bombachu, luchar como
Sheik o Zelda... Incluso como el mismísimo
Ganon. Está claro que no se ha inventado la rueda, pero sí se ha trabajado mucho en
redondear la experiencia y conseguir que los fans de
Zelda juguemos con una sonrisa en la boca.