A nivel visual,
Horizon: Forbidden West es un importante salto adelante con respecto a lo visto en la primera entrega, tanto en PS4 como en su estreno en PS5. La primera clave es el tamaño del mapa, unido a una mayor variedad de entornos y situaciones, pero sobre todo a la creación de un mundo más complejo y cohesionado, más
vivo. Si la primera aventura de
Aloy se notaba la división marcada entre zonas, aquí todo es más orgánico y está relacionado entre sí de una forma más natural; también ayuda que podamos acceder a casi cualquier punto (pese a problemas puntuales con el sistema de escapada). Los modelados, las animaciones de los enemigos, la iluminación... todo luce estupendamente sin problemas de rendimiento. Es cierto que al abrir tanto el mapa aparece una niebla que desluce un poco el trabajo final, pero hablamos de momentos puntuales y en momentos en los que estamos en picos muy altos, en el
juego en sí es complicado verse perjudicado por este efecto.
A nivel sonoro nos encontramos con un sobresaliente sin
peros. La banda sonora de
Joris De Man, Niels van der Leest y Oleksa Lozowchuk es francamente brillante y tiene temazos impresionantes, desde composiciones relajadas para descubrir el mundo a nuestro ritmo a emocionantes melodías en los enfrentamientos contra los jefes; sabe ponerse al servicio de la narrativa y
brillar. El doblaje al castellano vuelve a ser para nota, y
Michelle Jenner ha sabido volver a dar vida a una Aloy más interesante y adulta.