Análisis Gravity Badgers - Nintendo Wii U

Hablamos de un título con una buena relación calidad/duración/precio gracias a sus más de 140 niveles (algunos ocultos, que tendremos que comprar con lo que consigamos) y moderadamente rejugable, ya que intentar conseguir cada nivel con los 3 orbes especiales y sin perder ninguna vida es todo un reto. Lástima que el desarrollo se nos haya hecho tan repetitivo (superados los puzles iniciales, el juego repite una y otra vez las mismas fórmulas, enemigos finales incluidos) y que la dificultad tenga altibajos, aunque podemos avanzar en los niveles sin tener que completarlos todos, un acierto.

Básicamente Gravity Badgers es un clon enriquecido de Angry Birds in Space. Elige a tu protagonista favorito y lánzalo con su mochila propulsora tratando de que llegue a la meta con un solo lanzamiento; existen planetas que los atraen y otros que nos repele, y - afortunadamente - algunos elementos nuevos, como tormentas de asteroides, tuberías que nos redirigen o portales espaciales. La mayoría de las veces todo se soluciona de una forma intuitiva, aunque al avanzar iremos alternando niveles de 'ensayo y error' con los normales.

Nada nuevo bajo el sol. Gravity Badgers no aporta demasiado ni a nivel jugable (es un primo hermano de Angry Birds in Space) ni a nivel argumental; agradecemos el esfuerzo de los chicos de Wales Interactive de crear personajes alternativos y meter una minitrama, pero es demasiado tontorrona, y un par de ilustraciones por cada mundo (que incluye 25 niveles) no son alicientes demasiado motivantes para un jugador normal. Hay potencial, pero apenas se rasca.

Gravity Badgers es un juego creado pensando en el iPad, y no consigue esconder sus orígenes en Wii U. Muy justito gráficamente (no se ve mal, pero no deja de abusar de los mismos escenarios y elementos una y otra vez, con unas animaciones dignas de un juego flash de hace 5 años o más), el título no nos ha convencido demasiado. También hay que criticar el bajísimo aprovechamiento de Wii U, ya que solo clona lo que vemos en el mando en la pantalla de la TV, aportando un control con botones (que funciona peor) y uno táctil; tras un par de partidas, lo lógico es que acabemos apagando la televisión. La música se limita a ambientar, y nos llega traducido al castellano.