God of War III es la conclusión de la trilogía inaugurada por
Sony Santa Mónica en
PS2 en 2005 (ya sabemos que entrega de PSP va
por libre). Nuestra historia cuenta la mayor batalla de la grecia mitológica, entre los defensores del monte de los dioses, y de un guerrero mitad hombre-mitad dios, que demuestra una y otra vez su increíble fuerza y sed de venganza, que mueve todos y cada uno de sus pasos.
Kratos se ha hecho leyenda viva del videojuego, gracias a juegos donde imperan sobre todo acción y crueldad (así como un apartado técnico que dejan impresionados a todos los usuarios). Y a pesar de los ríos de tinta que corrieron de la demo ofrecida en
Playstation Network, tras jugar a fondo la aventura
podemos confirmar que el regreso del espartano no defraudará a nadie.
Nada más comenzar el juego, nos hace un resumen en forma de dibujos, de todo lo acontecido con el protagonista de nuestra aventura, llegando hasta al punto de comienzo de la historia: La carga de los titanes contra el olimpo. Y al comenzar la campaña tendremos otra introducción aún más emocionante; un sobresaliente apartado técnico impresionante, junto a una banda sonora digna de las mejores películas épicas de Hollywood. Pero todo esto es sólo el principio, porque lo mejor está por llegar.
La aventura comienza a lomos de Gaia, titán que representa a la madre naturaleza, y sobre la que nos veremos envuelta en una
espectacular batalla que dura unos 30 minutos aproximadamente y que hará que nuestra mandíbula tienda a desencajarse.
Sin entrar en destripes de detalles importantes, vamos al grano. El apartado técnico es imponente, y aunque se podría añadir muchos más adjetivos para describirlos, y todos serían positivos (os hacéis una idea). Además cuenta el complemento común de todos los juegos de la saga: unos efectos de sonido de gran calidad, junto a una banda sonora casi perfecta. Destacaría sobretodo el par de ocasiones en el que vamos encima de gigantescos, enemigos o amigos. Y lo cinematográfico que queda todo, cuando usamos la cámara automática.
Solo hay un pequeño
pero en este apartado, y es que de vez en cuando dicha cámara, nos hace algunos planos no del todo adecuados. De todas formas, no afecta en nada a nuestra diversión.
Hablando del apartado de adicción, como es habitual en la saga, es sobresaliente... Estaremos totalmente enganchados desde el primer minuto, hasta el último de nuestra aventura.
Pero como en todo bueno hay, algo malo, que en esta ocasión es la duración, la cual no es como su antecesor, God of War II que si nos entreteníamos en disfrutar del juego, podíamos alcanzar casi las 18 o 20 horas de juego. Su hermano mayor se queda un poco atrás, ya que en unas 12 horas podremos tenerlo terminado (jugando sin prisas)
El control es otro de los puntos fuertes del juego. Tenemos distintos tipos de armas pero, todas tienen en común combos que nos resultarán de mucha utilidad, con magias y objetos especiales con botones directos... así como el cambio de armas. Todo está muy pensado, y realmente que no tardaremos en cogerle el tranquillo. Tal vez podríamos poner como pega, que el doble salto y planeo en algunas ocasiones se nos resistirá algo, pero nada serio.
Y por último llegamos al punto más controvertido de la saga, la originalidad. Muchos opinamos que las innovaciones la segunda entrega fueron mejorables, y que en la versión de PSP tampoco fueron un punto fuerte. No es sorprendente que en esta ocasión siga siendo su talón de Aquiles.
Es cierto que se han metido algunos elementos innovadores, como el control de ciertos enemigos tras realizarles un combo, o algunos usos de los objetos especiales, además de la carga con enemigos y la liberación de la avalancha de estos sobre nosotros, pero ninguno de ellos son cambios realmente relevantes, ni siquiera han pensado en meter algún tipo de modo online, que tan sólo con ese detalle, el juego habría innovado lo suficiente.
A pesar de este punto negativo, es un juego que todo aficionado a los videojuegos merece disfrutar con grandes momentos, y alguno que otra sorpresa que podremos encontrar en la aventura indudablemente, un juego de sobresaliente.