Unos días antes del lanzamiento oficial de Gears of War 2 al mercado español,
Microsoft nos ha enviado una versión definitiva del juego para echarle un vistazo más detenidamente y poder así comprobar todas sus virtudes, que a priori son muchas. En las primeras horas de juego hemos querido probar a fondo el modo para un jugador (modo historia), y nos hemos encontrado con algunas sorpresas, muchas de ellas agradables y otras curiosas cuando menos. Lo primero que cabe destacar es, precisamente, en la historia en si, la cual ha sido mejorada incluyendo más elementos personales que afectan a los protagonistas, lo que hace que el jugador se sienta un poco más identificado con ellos. No es que estemos ante una obra de Shakespeare por su profundidad ni dramatismo, pero siempre nos gusta que detrás de los tiros, la violencia y la sangre (a raudales en GOW2) haya algo de historia, aparte de ser una evolución con respecto a la primera parte. También notamos una ligera mejora en el apartado técnico, algo que muchos pensaban que era imposible, pero que se podía conseguir con ligeros retoques en la planificación del juego, como de hecho así ha sido. Aunque los modelos de todos los personajes son prácticamente idénticos (hay ligeras modificaciones en los trajes de algunos de ellos), los escenarios son algo más vistosos gracias a que hay una mayor variedad en ellos, utilizando más texturas y efectos en pantalla para conseguir tal sensación. Aparte, en un mismo nivel también hay diferencias significativas en distintas zonas, lo que consigue un mayor impacto visual que la primera entrega. Otro detalle importante es el mayor número de personajes en pantalla, una de las pequeñas pegas de la primera entrega, aunque para conseguirlo se ha utilizado un par de pequeños "trucos" que pueden pasar inadvertidos, como hacer desaparecer los cuerpos de los enemigos muertos a los pocos segundos o ir reduciendo la inteligencia artificial conforme se aumenta la cantidad. Esto hace que si el número de personajes es de una docena (casi el doble que en GOW1), se comporte de forma excelente (mejor que en la primera parte), pero en las escenas en las que aparecen cerca de cien, estos no hacen prácticamente nada, y eso sin contar que los veremos exclusivamente en zonas despejadas y sin mucho detalle.
A nivel jugable también hay cambios significativos bastante curiosos. El juego ahora resulta más fácil que en la primera entrega, quizás por las quejas que recibieron sus desarrolladores. En todo momento iremos acompañados de varios hombres (a veces hasta cinco), con gran puntería y mucha resistencia a los disparos, lo que acompañado de una mayor eficiencia de las armas (y algunas nuevas, como el lanzallamas, por ejemplo) y a una mejora de su IA, nos hacen casi el grupo perfecto. A esto hay que añadir el hecho de que ahora también nuestro personaje (Marcus Fénix) también puede recibir asistencia de los compañeros, es decir,
cuando seamos abatidos no moriremos automáticamente sino que podremos movernos y arrastrarnos por el suelo a la espera de que algunos de los nuestros se acerque y nos ayude, al igual que podíamos hacer con ellos en la primera parte, lo que nos convierte en prácticamente inmortales, al menos hasta finales del nivel 3 (la primera partida que hemos echado). Este último detalle es bastante significativo ya que esto también ocurre con los enemigos, y es una delicia verlos arrastrase por el suelo en busca de un compañero que les ayude y de cobertura, por lo que si no jugamos bien nuestras cartas, será duro acabar con ellos. También añadimos unos entornos mucho más grandes y abiertos que antes, así como más elementos dinámicos en ellos (zonas que se destruyen o elementos de cobertura que se irán desgastando con los tiros hasta hacerse pedazos), con lo que subsana más problemas de la primera parte.
Como vemos, las primeras sensaciones son excelentes, lo que parece lógico teniendo en cuenta que estamos ante una evolución de la primera parte, que ya era excelente de por sí.