Con
Fire Emblem: Three Houses, Intelligent System ha intentado reinventar la saga, multiplicando los elementos de simulación y relaciones entre héroes con una escuela que sería el equivalente de
Hogwarts de los mercenarios y luchadores. Nuestra labor como profesor en esta peculiar institución - y las relaciones entre los personajes - es una de las claves que hacen única a esta aventura, dándonos mucho más control a la hora de interactuar con los personajes, vivir la historia y ayudarlos a crecer, como luchadores y personalmente. Sin duda es el punto fuerte de la aventura, y curiosamente también puede ser un escollo para los fans más acérrimos de la saga, ya que ralentiza mucho las primeras horas de juego para los que simplemente quieren disfrutar de las batallas tácticas. Afortunadamente a las pocas horas podemos
automatizar tareas, y ya vivir la aventura como queramos.
Son innegables las influencias del clásico de
Super Nintendo Fire Emblem: Genealogía de la Guerra Santa, especialmente en cuanto al salto temporal y en los antiguos amigos convertidos en rivales en la segunda mitad del juego. A nivel jugable también hay novedades, aunque son más sutiles. Más opciones para evolucionar a los personajes, la idea de que nos acompañen batallones de personajes (que no solo ambienta mucho mejor los combates, también nos da acceso a nuevos ataques y estrategias) o un mayor control para la gestión de nuestro equipo son novedades interesantes y valoradas, al igual que tener un buen montón de misiones secundarias y minijuegos (pesca, jardinería...) para darle variedad al desarrollo.