Visualmente, Final Fantasy VIII Remastered cumple como adaptación de un título de casi 20 años gracias a un lavado de cara a las texturas que deja bastante bien a los protagonistas y monstruos principales, aunque como ya ha pasado con FFVII y XI, este
truco no se puede aplicar a los fondos prerrenderizados, lo que potencia aún más su aspecto borroso y añejo. Es una pena que Square no se haya decidido a trabajar más y rehacer estos fondos, porque así el resultado ganaría mucho... Y al igual que otras remasterizaciones, es más fácil pasar por alto los fallos en la pequeña pantalla de Switch que en una tele de 50 pulgadas.
La banda sonora, sin remasterizaciones o mejoras importantes, sigue siendo una prueba del increíble talento de
Nobuo Uematsu, que aquí sabe combinar con absoluta maestría temas cargados de sentimentalismo, magia, emoción y corte militar. Los FX también han envejecido bien, y los textos nos llegan en castellano, para que podamos disfrutar de toda la historia sin perdernos nada.