El hecho es que Rebirth no es una segunda parte de Remake, sino más bien el
segundo CD de un mismo juego, excesivamente continuista, al que se le han añadido algunos elementos para que parezca una evolución. A pesar de que desde el primer minuto sientas que estás en el mismo juego, también ves que hay que aprenderse nuevos sistemas, revisar un árbol de categorías diferente, un mundo abierto lleno de posibilidades que no tenía en anterior, nuevos enemigos, nuevas mecánicas, una gestión diferente del grupo de personajes al haber ahora más que antes, y otro buen puñado de elementos que evolucionan la ya de por sí excelente fórmula de Remake. Haciendo una comparación con otros videojuegos, es como si Rebirth fuese Assassin?s Creed 2, y Remake Assassin?s Creed 1, siendo ambos muy buenos juegos aunque la segunda parte es más completa y evolucionada por haberle dado más tiempo en su desarrollo. Y la verdad es que todo le sienta genial, y eso que
algunas cosas también parecen haberse puesto de forma algo forzada. Por ejemplo en las zonas de mundo abierto, en las que FF7 original era andar tres pasos, luchar contra un grupo de enemigos random, dar otros tres pasos y repetir proceso, aquí tenemos un puñado de misiones y acciones que podemos hacer, muchas de ellas que mejoran a nuestro grupo de personajes. El motivo es que
a pesar de que podamos cargar nuestra partida de Remake para conservar el equipamiento y el nivel de sus personajes, estos parten con ataques y habilidades básicas como si de un juego nuevo se tratase, por lo que tenemos que levear antes de poder continuar con la aventura activando torres repartidas por el mapa, o haciendo minijuegos para liberar poderes de las invocaciones, entre otros muchos.
El objetivo de Square Enix parece haber sido intentar hacer algo intermedio entre un juego totalmente nuevo y una continuación directa, con el claro objetivo de poder atraer tanto a los jugadores que jugaron al anterior como a todos aquellos que aún no se han animado. De ahí que no se llame Remake 2 o Remake Parte II o similar, y sí
Rebirth. Este tipo de estrategias no molan demasiado porque parecen más dirigidas a confundir al usuario menos puesto en el mundo de los videojuegos y que no sepan qué van a comprarse más allá de saber que es un Final Fantasy. Sabemos también que en tres o cuatro años Square Enix lanzará la tercera y última parte del juego, y que además vendrá acompañada de otra edición conjunta con los tres juegos, y que probablemente añada contenido adicional (además de una versión para PS6 con extras técnicos), momento en el que muy probablemente acaben comprándolo muchos usuarios. Este es, sin duda el mayor problema de un juego excelente, que puede jugarse de forma independiente pero que no es nada recomendable si quieres enterarte de la historia y, sobre todo, de la trama de cada uno de sus personajes, que es uno de los puntos claves donde tanto Remake como Rebirth brillan con luz propia. Puede ser muy original sacar un juego repartido en tres trozos a lo largo de seis o siete años, pero hasta ahora el mercado nos ha demostrado que esto no funciona por muchos motivos.