Con apenas un par de meses de diferencia, los chicos de Sega vuelven a tomar las riendas de la adaptación al videojuego del
segundo gran proyecto de Marvel para la gran pantalla del 2008, que no es otro que el Increíble Hulk. El film, protagonizado por Edward Norton, nos narra la desesperada huida del Doctor Bruce Banner, en contínuo conflicto interno por deshacerse de la bestia que alberga en su interior y que amenaza con salir a la luz al menor descuido.
Su contrapartida lúdica
adapta a grandes rasgos el argumento del largometraje, permitiéndose -eso sí - numerosas concesiones para justificar las horas de juego y añadiendo a la mezcla situaciones y personajes directamente extraídos de los cómics, práctica habitual en estos casos. Así, a pesar de tener presente la constante amenaza del ejército, el general Ross y el peligroso Emil Blonsky/Abominación, también tendremos que lidiar con los U-Foes, el Enclave o
el mismísimo Iron Man , valiéndonos además de la ayuda de un personaje muy querido por los fans como es el inefable Rick Jones. El resultado es un
disparate narrativo al que recomendamos no prestar demasiada atención, pues entendemos que no es demasiado importante en un juego de estas características, de acción directa y espíritu arcade.
A diferencia de la película, que desecha el trabajo de Ang Lee en la cinta de 2002, este Increíble Hulk es
una implícita secuela espiritual del estupendo Ultimate Destruction de 2005, precedente más inmediato de la franquicia en el terreno de los videojuegos. Al igual que aquél, el título de Sega nos pone a los
controles del Coloso de Jade en un escenario enorme (la ciudad de New York, en este caso) en el que deberemos ir cumpliendo determinados objetivos (tanto complementarios como necesarios para avanzar en la trama)
creando la mayor destrucción posible a nuestro paso . Tanto en horizontal como en vertical, tendremos
absoluta libertad para correr, dar saltos imposibles, escalar rascacielos, empotrar coches en los edificios, jugar al baseball con los viandantes y otras maldades casi inconfesables...
Las misiones principales (marcadas en el mapa con cruces naranjas, verdes o rojas) son las que nos harán avanzar en la trama, mientras que las complementarias son desafíos que nos permitirán desbloquear más fácilmente nuevas habilidades u otros extras.
La gran problemática del apartado jugable, tan atractivo sobre el papel, es que la variedad de objetivos a cumplir es excesivamente limitada y muy reiterativa. Una vez superadas las primeras fases, nos encontraremos con una mecánica que propone constantemente los mismos retos o variantes muy similares (destruir esto, transportar aquello, defender a tal, derrotar a cuál),
sumergiendo al jugador en una rutina que deja un aspecto tan importante como la diversión relegada a un segundo puesto , donde tan sólo el aliciente por desbloquear nuevas habilidades del personaje o contenido especial invitan a terminar el juego, que de hecho no es especialmente largo ni difícil.
Técnicamente, y habiendo jugado a la
versión de Xbox 360 , pensamos que es precisamente en este apartado donde más se evidencia que
algunos meses extra de desarrollo habrían beneficiado muchísimo al título programado por Edge of Reality , pues en su haber cuenta con tantos puntos positivos como otros que ensombrecen un juego que merecía aprovecharse de la potencia de las consolas de nueva generación. Así, destacamos muy positivamente la recreación de New York, bastante sólida y con un buen aspecto; lo más conseguido es que
prácticamente el 100% del escenario y de las cosas que vemos son completamente destructibles ; árboles, faros, coches, depósitos de agua, parques, coches e incluso edificios completos se convierten en una divertida terapia anti-frustración para nuestra querida Masa. El modelado de Hulk, además, es excelente, y las animaciones son suaves. Conviene destacar igualmente que el juego se encuentra
completamente traducido y doblado al castellano, que no es poco.
En la otra cara de la moneda, nos hemos topado con algunos errores de bulto que dificilmente podemos perdonar a estas alturas.
El popping es desolador, presentando texturas que no se cargan hasta el último segundo, y todo empeora al ser visto desde arriba, con
edificios que no son más que un par de polígonos hasta que practicamente saltamos sobre ellos . Terrorífico.
Las
caídas brutales del framerate y algunos bugs molestos también nos acompañarán durante toda la aventura en aquellos momentos de mayor destrucción y enemigos en pantalla. Por otro lado, y aunque hayamos destacado favorablemente la recreación de la ciudad, lo cierto es que
el número tanto de enémigos como de otros elementos recurrentes del escenario (como civiles, o vehículos) es terriblemente limitado, adoleciendo de una inteligencia artificial bastante básica. La física está bien implementada, pero las rutinas de
?destructabilidad? (copyright de Ultimagame) son muy básicas, con muchos objetos que tan sólo cuentan con dos modelados: normal y destruido, lo que afecta sensiblemente a la sensación de poder del jugador.
Los controles son sencillos de dominar , complementándose con nuevas habilidades que iremos desbloqueando progresivamente conforme cumplamos determinadas estadísticas (que podremos consultar desde el menú de pausa) tales como esprintar, pegar la famosa palmada al aire de Hulk, pequeñas oleadas sísmicas, saltar aún más alto o usar los coches como rudimentarios guantes de boxeo. El salto no es todo lo preciso que nos habría gustado, aunque es algo a lo que nos acostumbraremos al poco tiempo.
La aventura, insistimos, no es especialmente larga ni difícil. Con una duración que oscila entre las 7 y las 15 horas (dependiendo de cuánto tiempo dediquemos a los desafíos complementarios), los más frikis del personaje pondrán a prueba la rejugabilidad del juego con el agradecido número de extras que harán sus delicias: nuevos personajes controlables (Mr. Fixit, Hulk Clásico, la versión inteligente de
Peter David, la armadura Hulkbuster, el Maestro de Futuro Imperfecto, etc...), portadas de cómics, arte conceptual, cinemáticas o incluso vídeos del
making of.