Análisis Eiyuden Chronicle - Hundred Heroes. La unión sí hace la fuerza

Terminar Eiyuden Chronicle: Hundred Heroes nos llevará en torno a las 45-50 horas de juego en una partida, con opciones de superar las 60 si somos completistas y queremos conseguir a todos los personajes, pulir las mejores runas de batallas y desbloquear todos los logros y trofeos. Es una duración más que suficiente para un juego de estas características, pero lo mejor es que una vez nos enganchemos en las primeras horas va a ser muy difícil soltar el mando, ya que la variedad de retos y situaciones hace muy sencillo decir eso de bueno, una horita más... Y terminar completando otra mazmorra, otra batalla o reclutar a otro grupo de personajes. En nuestra opinión, es este último aspecto el más memorable y el que más alienta a seguir jugando, el hacernos con los 100 héroes de esta aventura.

La dificultad, en líneas generales, es bastante asequible, incluso jugando en difícil (en nuestra experiencia de juego, eso solo ha alargado algunas batallas, especialmente contra los jefes finales), y el juego no castiga nada la experimentación o jugar con diferentes héroes, al contrario, nos alienta a experimentar con diferentes combinaciones de personajes y habilidades para superar los retos, revisitar zonas para reclutar más personajes o explorar a fondo para conseguir los mejores items.

A nivel jugable Eiyuden Chronicle: Hundred Heroes apuesta por el rol por turnos de toda la vida como base de la acción, con exploración de mazmorras llenas de secretos y duelos con jefes. La mayoría del tiempo estaremos luchando con nuestro ejército de hasta 6 personajes (con opciones de personajes en la reserva que nos ayuden con habilidades pasivas), aprovechando sus poderes especiales y la magia de sus runas, que se va cargando conforme hacemos y recibimos daños en batalla. Existe la magia y los puntos de magia para determinados personajes, pero su uso es mucho más limitado y va perdiendo importancia conforme avanza la aventura, y el poder se distribuye entre las nuevas runas y los devastadores ataques combinados. El resultado final es divertido, aunque hay que reconocer que hemos acabado automatizando muchas batallas un tanto repetivas, sobre todo en el primer cuarto del juego.

El otro gran reclamo jugable viene con emocionantes batallas entre ejércitos, uno de los puntos mejor resueltos en este RPG, y que añade estrategia y variedad; controlaremos a varios personajes como generales y tendremos que ir moviendo tropas, debilitando a los rivales y haciendo que huyan con distintas habilidades y un juego de fortalezas y debilidades de cada batallón. Las batallas están numeradas - encajando con momentos clave de la trama - y son bastante asequibles, pero el resultado final es tan divertido como espectacular. El resto de la aventura lo pasaremos entre la exploración y reclutamiento de tropas y los minijuegos, que si bien son divertidos no consiguen ser memorables.

Sin dudas, una de las fortalezas de Eiyuden Chronicle: Hundred Heroes es su fórmula para volver a meternos en el mundo de Gensō Suikoden de la mano de Junko Kawano (ilustrador y artista, máximo responsable del estilo visual de la saga) y Yoshitaka Murayama, director y creador de la franiquicia. Al dúo se le unió Junichi Murakami, también ex-trabajador de Konami, vinculado a los RPGs y la saga Castlevania, y el resultado es lo que bien podría ser considerado como Suikoden VI, un nuevo episodio de la genial saga rolera. El ejército con un centenar de personajes, los combates con hasta seis aliados (aquí incluso tenemos héroes en reserva), la magia como runas, los hombres bestia, el diseño de ciudades... Todo apunta al origen de la franquicia que triunfó en Playstation y Playstation 2.

Eso sí, si valoramos la originalidad del título en sí, como un RPG independiente y visto desde cero, los elementos realmente originales se diluyen un poco entre la enorme cantidad - y calidad - del catálogo reciente de RPGs por turnos. La fórmula es muy clásica, los turnos muy estrictos, y aunque se notan las ganas de innovar las mecánicas son muy rígidas y las posibilidades un tanto limitadas (sobre todo en las primeras horas de juego). Con todo, hay que tener en cuenta que hablamos de un título con personalidad, estilo y caracteríticas poco frecuentes, como poder reclutar a 100 personajes, todos ellos jugables; y aunque el 60-70% no pasen de una curiosidad en las batallas normales, para verlos luchar o ejecutar ataques especiales combinados únicos, este estilo retro y sus bondades jugables lo hacen bastante único. No en todos los juegos te puedes hacer con un equipo en el que haya un tiburón humanoide y varias magical girls.

A nivel técnico Eiyuden Chronicle: Hundred Heroes apuesta por recuperar/homenajear el estilo gráfico de los RPGs de los 32 bits, mezclando personajes y elementos pixel art con escenarios y estructuras 3D poligonales. El resultado es muy bueno, y si bien no impresiona hay que valorar la cantidad de personajes disponibles, la variedad de entornos y efectos como los ataques especiales o las batallas contra los jefes. Visualmente cumple con nota evolucionando lo visto en las últimas entregas de Suikoden, con un rendimiento notable en consolas de sobremesa, y algunos bugs menores en Switch que se han ido arreglando. Las cargas tampoco son demasiado preocupantes, y se ha conseguido resolución 4K y 60FPS en PC y consolas de nueva generación, 30 en PS4 y Xbox One (y 1080P para la Switch en Dock, 720P en modo portátil).

La banda sonora es todavía más brillante que lo visual, con un estupendo trabajo de Motoi Sakuraba (Tales, Golden Sun, Star Ocean) en un mano a mano con la genial Michiko Naruke (Wild Arms, Atelier Firis), creando una enorme variedad y cantidad de composiciones de altísima calidad. La música de las batallas, los duelos contra los bosses, la exploración... incluso la gestión de nuestra base están perfectamente ambientadas, sumando puntos al cómputo general. Además, el juego nos llega perfectamente traducido al castellano (textos) con voces de gran calidad para todos los personajes principales (más de un centenar), algo también muy a valorar.