A la hora de valorar
lo original que resulta Edge of Eternity hay mucho que tener en cuenta; hablamos de una carta de amor de fans occidentales a los grandes juegos de rol japonés, y como tal se ha tratado de plasmar el espíritu y algunos de los mayores aciertos de este género... Pero claro, como todo lo que se escribe
inspirándose en otros, no consigue ese elemento innovador, sorprendente y revolucionario que hemos visto en otras producciones.
Valorando ya el mundo creado en sí, volvemos a tener luces y sombras; nuestro mayor
chasco han sido los personajes por lo planos que resultan en general, aunque es cierto que son vehículos para contar una historia que funciona bastante bien una vez coge carrerilla. El mundo sí - Heryon, y su batalla con la Corrosión - nos ha resultado mucho más envolvente e interesante, y una vez nos metamos de lleno en la historia vamos a disfrutar hasta el final, no hay un
principio efectista para caer en horas y horas de tedio. Si se hubieran moldeado un poco más - y mejor - a los protagonistas estaríamos ante un título mucho más sobresaliente.