La leyenda china de los tres reinos ha sido el motivo argumental sobre el que se han basado centenares de expresiones artísticas, desde la literaria hasta la cinematográfica, pasando por la pictórica o incluso la musical. El mundo de los videojuegos, evidentemente, no podía ser una excepción; uno de sus ejemplos más representativos, longevos y populares (en Japón al menos),
la saga Dinasty Warriors, se estrena en la nueva generación con su sexta entrega, con la que espera conquistar a todo el mundo. ¿Lo conseguirá esta vez?
A pesar de tratarse oficialmente de su sexta entrega,
la franquicia Dynasty Warriors tiene ya sobre sus espaldas más de 20 títulos que incluyen spin offs, versiones para portátiles o incluso la típica rareza japonesa tan del gusto de nuestros amigos del país del Sol Naciente, como el juego de mahjong que vio la luz hace un par de años.
Con matices,
la saga pertenece desde hace mucho al género arcade de acción con muy sutiles pinceladas tácticas. Tras breves introducciones argumentales que enmascaran la simpleza del trasfondo jugable y un breve menú de personalización, asumiremos el control de un personaje con el que combatiremos en batallas multitudinarias en las cuales, abriéndonos paso a través de miles de enemigos, deberemos cumplir nuestros objetivos.
Esta propuesta jugable directa y sincera entusiasma al máximo a sus legiones de incondicionales, provocando rechazo en los recién llegados que confían en el paso a la última entrega para dar el salto. El entusiasmo inicial ante las posibilidades que se sugieren y la sana diversión de los primeros minutos quedan ensombrecidos a causa de flagrantes errores de programación y ejecución, una mecánica de repetición ad nauseum y, en definitiva, un aburrimiento injustificable en un beat?em up con solera como éste.
Aunque Koei haya pecado en el pasado de conservadora y de no atreverse a introducir cambios sustanciales en una saga que les funciona muy bien,
las características más elementales del juego deberían encontrar en la tecnología actual y la alta definición el empujón necesario para crear un videojuego memorable y que definitivamente deje atrás las trabas y complejos que le han perseguido desde su estreno hace ya más de una década. Deberían.
A nivel jugable,
la principal novedad la encontramos en el sistema renbu, que huye de complejidades y aboga por la espectacularidad en los ataques; así, mientras que en anteriores entregas los combos se basaban en la alternación de ataques débiles y fuertes, en Dynasty Warriors 6 se nutre de concatenaciones de golpes con un mismo botón, que adquieren fortaleza y espectacularidad por cada muerte ininterrumpida que ejecutemos. Aunque la acción gane en vistosidad, insistimos, en realidad lo que hacemos es machacar el mismo botón una y otra vez sin descanso
También se
ha incorporado más interacción con los escenarios con respecto a la anterior entrega, añadiendo además un scroll vertical que otorga cierta profundidad táctica para paliar la simplificación introducida con el renbu; ahora, nuestro personaje podrá nadar, destruir más objetos, elaborar tácticas para abordar fortalezas y cuenta con más armas y posibilidades de desarrollar a los personajes
Contar con la potencia de las consolas de nueva generación para la última entrega de la saga de Koei auspiciaba un apartado técnico brillante que por fin estuviera a la altura de la épica y grandiosidad que exige un juego con tales características. Lamentablemente, parece ser que tendremos que esperar un poco más: frente a la alta definición, un mayor número de personajes en pantalla, algunos efectos chulos y unos escenarios más profundos, el juego sigue padeciendo de una inteligencia artificial ridícula, miles modelados clónicos, un popping irónicamente hilarante y una puesta en escena que lamentablemente no justifica el salto generacional.
La jugabilidad se encuentra repartida en tres diferentes modos de juego, siendo el modo musou (historia) el principal de ellos. Con un buen número de personajes para seleccionar, confirme avancemos en la historia iremos desbloqueando nuevos personajes, lo que alarga considerablemente la vida del título. Además, pese a la ausencia de un modo online, podremos jugar a pantalla partida con un amigo.
El modo desafío incluye un buen número de retos que generalmente combinan dos únicas variables: tiempo y número de enemigos muertos
En líneas generales , nos encontramos ante el mismo videojuego de siempre, remozado y con una serie de novedades que dejan el fondo intacto. Posiblemente,
los aficionados a la saga encontrarán en las adiciones de esta nueva entrega el aliciente que justifique su compra y disfrute. Para el resto, incluir verticalidad en los escenarios, mayores opciones de optimización de los personajes, la posibilidad de nadar y un par de soluciones gráficas nuevas no serán razones suficientes para dar el salto a una saga que no se deja querer.