Aunque sobre el papel
Dynasty Warriors 9 Empires llega cargado de novedades e ideas muy interesantes como apostar por un mundo abierto, cuando analizamos esas novedades vemos que el impacto no ha sido del todo positivo. La idea de darle más variedad a la jugabilidad añadiendo más plataformeo y secciones de sigilo es muy buena, pero no tiene un peso real y se complica por las
travesuras de la cámara, siendo además mucho más fácil el ataque frontal. El concepto de abrir los mapas y ofrecer muchas más opciones también es estupendo en teoría, pero en la práctica no hemos tenido una auténtica sensación de libertad o recompensa... Y contar con más personajes fuera de la historia principal es un plus, pero evidentemente muchos de ellos son
inventados, lo que supone un arma de doble filo para los amantes de la historia en la que se basa la franquicia.
El
Empires del título hace referencia a una dosis más grande de estrategia dentro de la franquicia, y aquí sí que se consigue cumplir promesas, hay fases de simulación entre las batallas que nos permiten mover tropas, marcas objetivos, invertir tiempo en charlas con nuestros comandantes para potenciarles... Pero el problema viene en que a efectos prácticos, hay batallas casi ganadas y casi perdidas de antemano, y tenemos la sensación de que nuestras decisiones importan bastante poco, y que al final lo vamos a decidir todo en las batallas
Musou. En el apartado positivo, estas son un poco más variadas y se enriquecen con elementos como las comentadas misiones secundarias u
planes secretos, que si conseguimos llevar a cabo nos darán una importante ventaja en la batalla. La semilla es buena, pero hay que regarla mucho más.