Contra la crisis del género, nuevas ideas, ha debido de ser el lema de
Capcom a la hora de crear
Dragon's Dogma. Conscientes de las críticas del
estancamiento del rol japonés, la compañía ha querido crear algo realmente nuevo dentro de los RPGS, añadiendo elementos de distintos títulos muy bien valorados: libertad de exploración, un gran mundo a descubrir, un equipamiento versátil y un gran sistema de lucha. Sin duda es este punto el más trabajado, con un
estupendo sistema de combate rápido, versátil y adictivo - que bebe de
Monster Hunter, aunque es mucho más accesible - enriquecido con personajes secundarios que nos ayudan, los
peones. El problema es que
el equipo parece esforzado mucho en este área, tanto que ha descuidado otros aspectos muy importantes en un RPG, como la historia o los personajes secundarios.
Tras una misión-tutorial que nos sirve de aperitivo a lo que nos espera,
D.D. cuenta la historia de un mortal elegido por un dragón para ser su rival, el
Arisen, un ser
sin corazón al que se le unen guerreros venidos de otros mundos, los
Peones. Nosotros nos meteremos en la piel de este héroe (que puede ser chico o chica, y podemos personalizar a nuestro gusto) y eligiremos nuestro estilo de combate base (guerrero con escudo, pícaro con arco o mago-luchador) para comenzar el entrenamiento que nos llevará a convertirnos en un rival digno de un dragón.
Todos los elementos de historia en el juego tienen un
tufillo a genérico que tiran de espaldas, y nuestro protagonista no es la excepción; la idea de que apenas tenga personalidad puede ser para que empaticemos con él, pero resulta difícil meterse en un mundo donde los personajes no tienen ningún interés y son completamente arquetípicos. Para complicar más las cosas llegan los peones, nuestros compañeros de batalla,
que también son completamente genéricos: el mago anciano, la chica arquera, el bárbaro... Y cuyas conversaciones con nosotros no pueden ser más tontas. Si habéis jugado a títulos como
Baldur's Gate o
Mass Effect sabréis lo interesante que puede ser compartir una aventura con personajes interesantes, ver cómo reaccionan ante los acontecimientos, ver los tira y afloja entre elos... Pues bien, no hay nada de eso en
Dragon's Dogma, nuestros compañeros sólo nos dirán - una y otra vez - lo afortunados que son de luchar a nuestro lado o nos harán comentarios
sobre el combate, dándonos pistas para ser mejores luchadores o proponiendo misiones completamente genéricas. No hay más...
Sin embargo, la idea de los peones
sí se utiliza muy bien durante la batalla, ya que resultan una auténtica ayuda en el combate, y lo más sorprendente - e interesante - es ver cómo van aprendiendo al luchar a nuestro lado. Si les mostramos que el fuego daña mucho a una criatura y esta vuelve a aparecer, intentarán atacarla con fuega. Si ven que causamos mucho daño agarrándonos a su cuello irán a agarrarse también... Incluso pueden aprender movimientos especiales de ayuda, como sujetar a un enemigo o crear una escalera con un escudo para que saltemos sobre un rival. Para redondear la experiencia, los
peones pueden aprender y mejorar también fuera de la partida, podemos mandarlos a que ayuden a otros jugadores, y ellos volverán fortalecidos de la experiencia, y resulta muy divertido ver con qué novedad o mejora han llegado...
Dragon's Dogma no es un título sencillo, tiene una curva de dificultad pronunciada y requiere tiempo e interés para mejorar a nuestros protagonistas, fortalecer su equipo o conocer los puntos débiles de los principales enemigos; en este sentido es bastante
Monster Hunter, aunque mucho más accesible. La
habilidad juega un papel tan importante como el nivel de nuestros héroes, por lo que el juego nos da cierta libertad para explorar y potenciarnos, aunque siempre encauza nuestro siguiente paso.
A nivel técnico nos encontramos un juego bonito, artísticamente elaborado y bien ambientado, pero no falto de
altibajos técnicos; la cámara puede ser un problema en algunas zonas, hay problemas de clipping (sobre todo cuando luchamos contra grandes bestias, y vemos como la mitad de nuetro personaje desaparece al agarrarse a ellas) y popping en las zonas abiertas; claro, esto le pasa factura a la experiencia, aunque
en líneas generales la experiencia es visualmente muy atractiva, y las escenas más impresionantes (las luchas contra los dragones, mantícoras, etc...) son muy satisfactorias.
El apartado sonoro no tiene momentos tan brillantes (fuera de un originalísimo tema de opening), pero es más regular; lo mismo podemos decir de las voces (en inglés), que no desentonan... Pero tampoco resultan memorables en ningún momento. Un punto
gris está en la falta de doblaje del juego, ya que nuestros peones nos hablan en los momentos más inoportunos, y aunque hay traducción de textos resulta complicado ponerse a leer en mitad de una batalla.
Como resumen, con
Dragon's Dogma nos hemos quedado con
ganas de más; hay una gran fórmula de fondo (con el sistema de combate), pero también hay mucho camino para la mejora: la historia, los personajes, el apartado gráfico... Y elementos como un multijugador, que hubieran dado mucho más juego y sumarían muchos enteros a la experiencia. ¿Los veremos en Dragon's Dogma 2?