Con una suculenta mejora en el sistema de combate cuerpo a cuerpo, transformaciones y ataques energéticos recargables, la saga multiplica su jugabilidad. Aún así, sigue siendo el punto más flojo del juego.
Conscientes de las críticas de la anterior entrega,
Tenkaichi 2 viene cargado de novedades en el apartado jugable. Sin duda, el fallo más imperdonable del original (teniendo en cuenta que estamos en un juego de lucha) era la pobreza de los ataques cuerpo a cuerpo, un aspecto que ha sufrido una sensible mejora;
todos los personajes presentan ahora un mayor número de movimientos y combinaciones y una mayor diferencia a la hora del control (algo que agradecemos enormemente). Si le sumamos que también
se ha pulido el sistema de contras, esquives y desapariciones podemos concluir
que ahora es divertido enfrentarnos en batallas de combos contra los rivales. Eso sí, sigue habiendo algunos problemillas (derivados de la detección de golpes y especiales) y no hubiéramos rechazado un mayor número de ataques y especiales, pero la lucha funciona mucho mejor.
Seguimos con los ataques energéticos, más espectaculares y que además nos dan la opción de cargar algunas
magias para lanzarlas de una forma más devastadora en el momento oportuno. Un buen detalle.
Y no podemos dejar de lado
las transformaciones durante los combates, algo que la entrega anterior pedía a gritos; saber cuando transformarnos y utilizar los distintos ataques de cada forma se convierte así en un elemento estratégico que puede cambiar el rumbo de un combate? el único punto negro es que mientras algunos personajes presentan un enorme número de transformaciones otros sólo tienen 1, lo que ?descompensa? un poco?
Un detalle que puede no gustar a todo el mundo es una mínima pérdida de velocidad con respecto al juego original, pero dado que es un elemento que redunda en beneficio de la cámara (más fiable y sólida), nosotros casi nos alegramos. Además, la nueva interfaz hace los combates mucho más personalizables: podemos elegir el número de barras de vida, deshabilitar las transformaciones...