Devil May Cry 4 supone el regreso de una saga iniciada en PS2 por la compañía japonesa Capcom dentro del género de los
hack?n slash o juego de acción y espadas que tan buenos resultados les dieron en la época de las recreativas y las consolas de 16 bits con juegos como
Magic Sword o
Knights of the Round. El planteamiento sigue siendo el mismo, es decir, el de controlar a un personaje armado con una espada que debe acabar con todo lo que se mueve por delante hasta enfrentarse con el enemigo final de fase, más duro y grande que el resto. En el Devil May Cry original se incluyeron algunas novedades que llevaron al género en otra dirección, y eso sin contar con el engine 3D que nos ofrecía un aspecto gráfico impresionante con unos entornos góticos y oscuros repleto de detalles. Por ejemplo, a sus responsables siempre les ha gustado denominar a todos los títulos de esta saga como
'
juegos de acción con estilo', y que no es otra cosa que una ligera variación del clásico sistema de combos o movimientos encadenados del personaje, donde a más variedad de movimientos utilizados por el jugador contra los enemigos, mayor será el premio obtenido al acabar con ellos. Evidentemente, contar con un protagonista como
Dante, medio-humano, medio-demonio, con un ego y arrogancia más grande que todo el infierno junto también daban al juego de una presencia y carisma no visto hasta la época.
Pues bien, esto es lo que también encontraremos en esta cuarta entrega, primera en aparecer en Xbox 360 y PS3, lo que ya supone un aumento en la calidad técnica general, además de algunas nuevas posibilidades jugables. La más significativa es la de poder contar con un nuevo personaje jugable,
Nero, quien tendrá a su disposición una serie de movimientos distintos del personaje protagonista de los tres títulos anteriores,
Dante, quien también hará acto de presencia en numerosas ocasiones, incluso en forma jugable. La decisión por parte de Capcom de introducir a este nuevo personaje ha sido muy acertada, y a decir verdad también cómoda para ellos, ya que supone una forma muy fácil de introducir nuevos elementos a una saga sin por ello tener que ?comerse el tarro? en exceso para no dejar la esencia de estos títulos al margen. Cuando controlamos a Dante, el juego supone ser el 90% igual que DMC3 de PS2 (o de PC) con ligerísimas modificaciones en el sistema de estilos de lucha para facilitar a los que no llegaron a jugar a hacerse con este sistema. Sin embargo, Nero cuenta con una serie de nuevas posibilidades gracias a su brazo diabólico, extensión del ?demonio interior? o
devil bringer, que le otorga además una fuerza sobrehumana.
Por ejemplo, encontraremos fases de plataformas pura más típicas de otras sagas clásicas de los videojuegos que de esta, aunque para no asustar a los que detestan este tipo de juegos decirles que las más complicadas se encuentran en forma de misiones secretas y que únicamente nos darán algún extra para el personaje, siendo todas ellas y por regla general bastante sencillas de solventar. La habilidad que le permite a Nero realizar este tipo de fases es la misma que le otorgarán nuevos movimientos no vistos en la saga como atraer a sus inmediaciones enemigos alejados o acercarse él mismo de forma rápida y sencilla, además de poder realizar un movimiento distinto para cada tipo de enemigo demoledor y muy espectacular.
Otra de las novedades del personaje está en uno de los nuevos sistemas de evolución del personaje, y que será común tanto a Nero como a Dante. En anteriores entregas, para que nuestro personaje consiguiese nuevos movimientos, armas y posibilidades era imprescindible comprarlos con las gemas rojas, monedas de cambio en todos los DMC. En esta cuarta entrega eso no será así gracias a la incorporación de un sistema que utiliza las
almas oscuras para la evolución de los personajes. Dichas almas oscuras las conseguiremos tras derrotar a un enemigo final y por la que podremos conseguir mejoras. La novedad aquí está en la posibilidad de vender estas almas oscuras para conseguir las suficientes que nos permitan comprar otra habilidad distinta, de forma que podremos ir cambiándolas entre si según el enemigo o la fase en la que nos encontremos. Los que jugaron a algunos de los anteriores, sobretodo DMC3 o DMC1, estará temblando ante lo que era la única forma de avanzar el juego, ya que eran muy difíciles por regla general y la forma más básica de ir superando a los enemigos era recopilar gemas rojas venciendo una y otra vez a los mismos enemigos para poder mejorar al personaje, cosa que en DMC4 no se puede, a menos que hagamos una fase ya completada otra vez. Para tranquilizarlos, decir que en esta entrega la dificultad ha bajado muchísimo, no tanto como en DMC2 pero sí lo suficiente para encontrar un juego muy compensado y de una dificultad muy justa para resultar divertido y ameno, nada excesivamente desafiante.