Demigod supone una vuelta de tuerca a un género tan saturado como
la estrategia en tiempo real en PC, abandonando la etapa de
conseguir recursos - construir edificios y centrándonos en el ataque de bases enemigas (y defensa de las propias). El juego nos mete en la piel de
semidioses dispuestos a todo para ascender a la
Divinidad, y los diseños y puestas en escena son sobresalientes.
Tras instalar el juego - poco más de 3Gb - y disfrutar de la intro elegimos el modo
un jugador... y descubrimos que sólo podemos luchar. Tras superar la decepción de no tener
ni un modo entrenamiento donde aprender a jugar ni un auténtico modo historia que nos presente a los - interesantes - semidioses nos lanzamos a aprender en el fragor del combate. Afortunadamente el control del juego es bastante intuitivo - todo puede controlarse con el ratón y la interfaz, aunque también hay útiles atajos en el teclado - y en unas pocas partidas estaremos listos para enfrentarnos a otros aspirantes con garantías.
La primera decisión táctica es si queremos luchar con un
Asesino - un luchador más poderoso en el combate directo - o un
General - experto en invocar criaturas de apoyo en el combate. Ambas clases están bastante compensadas, aunque su estilo de juego es completamente distinto; controlar a un
Asesino implica conocer - y potenciar - a fondo su árbol de habilidades (que pueden liberar increíbles poderes de ataque o defensa, desde lluvias de fuego a nubes de veneno), mientras que para un
General la estrategia a la hora de enviar tropas (y la opción de reunirlas, curarlas o hacerlas más agresivas) es fundamental.
Además de
evolucionar a nuestro
Demigod (o semidiós) tendremos que estar muy pendientes de gestionar las posibilidades que ofrece nuestra base. En ella podremos - previo pago de una cantidad de oro, que se gana en la batalla - potenciar los puntos puntos fuertes de nuestro héroe, o compensar nuestras debilidades, haciéndonos más rápidos, fuertes o resistentes. Incluso podremos adquirir pergaminos para teleportarnos y sorprender al rival...
Y, por supuesto, también tendremos que preocuparnos de que la propia ciudadela siga actualizándose para soportar los asaltos de nuestros rivales.
Luchar en los 8 distintos e impresionantes escenarios supone terminar el torneo, pero no las opciones del modo un jugador. Este es tremendamente flexible en cuanto a opciones jugables, y nos permite configurar las partidas a nuestro gusto: con qué (y cuantos) rivales lucharemos, si queremos aliados, cómo se decidirá la victoria...
A nivel técnico nos encontramos con un título muy completo
que incluye unos preciosos escenarios y un enorme cuidado a la hora de poner en pantalla y animar a los distintos semidioses y sus tropas. Ver moverse a las enormes criaturas del juego, o los efectos que acompañan a muchos de los conjuros, es todo un placer visual. También resulta sobresaliente
la banda sonora del juego, inspiradísima y con algunos temazos de corte épico inolvidables. Lamentablemente la falta de doblaje al castellano no permite redondear la experiencia...
Con una cierta base estratégica nos lanzamos ya a los combates online, sin duda la mayor baza del juego. Dejamos su análisis para nuestra próxima entrega, donde estudiaremos a fondo su flexibilidad y posibilidades antes de valorar la experiencia global de
Demigod.