Análisis Darq - Andando por las paredes, también en la nueva generación

Cuando pensamos en un juego como DARQ nos vienen a la mente otros de corte similar como Little Nightmares o algo más parecido a Limbo y compañía, aunque en este caso el género predominante no son el sigilo como en estos juegos sino los puzles en general, y más particularmente los de buscar piezas y moverlas en el orden adecuado en el momento oportuno, como si de juegos más elaborados se tratase. Mantiene en todo momento su estilo sombrío y lúgubre de películas como las de Tim Burton para crear una combinación muy interesante y entretenida que nos hace querer ver todos sus rincones, lo que engancha bastante aunque, eso sí, se nos acabará muy pronto si queremos pasarnos el juego sin muchas complicaciones. Hablamos de que el juego cuenta con cinco fases más dos DLCs, y cada una de estas se puede superar entre veinte y treinta minutos, haciendo una duración global de algo más de dos horas, aunque también hay partes escondidas en cada escenario que podremos buscar y con las que conseguimos logros que nos pueden entretener algo más en buscarlas.

Aparte del gran acabado artístico que es digno de elogio, quizás lo más interesante está en algunos puzles en los que nos harán probar diferentes combinaciones hasta dar con la clave para seguir avanzando, especialmente en el DLC La Cripta que incluye la Complete Edition, donde están sin duda los mejores de todo el juego. En el resto de las fases tendremos algunos de buscar una pieza para ponerla en un sitio concreto que no tienen mayor complicación debido a que el propio juego nos indica cual tenemos que usar y en qué momento, así que es complicado quedarse atrancado en ninguna parte. La verdad es que no estamos en contra de este tipo de puzles, pero sí que el juego completo se base en ellos porque no son del gusto de los aficionados a los juegos de puzles, y el juego no va dirigido a un público al que le guste el sigilo o el terror, por lo que se queda justo en medio. Aún así, la experiencia global con su acabado sonoro y técnico, algunos de los puzles, o las partes de persecución y sigilo, crean un todo muy recomendable para muchos tipos de jugadores.

No vamos a contar con un sistema complicado a la hora de controlar a nuestro protagonista, lo que puede facilitar a muchos jugadores a hacerse rápidamente con sus controles. De hecho, no destaca precisamente por su dificultad en ningún aspecto, ni en la resolución de puzles, en el avance de cada una de sus fases o en las opciones que tendremos disponibles. Además, parece estar diseñado con la idea de que cualquier tipo de jugador pueda disfrutar la experiencia sin demasiadas complicaciones, ya que incluso la resolución de sus puzles nos llevará a buscar ligeramente por el escenario hasta encontrar algún objeto que, además, destaca con un icono sobre él para que no podamos perderlo, cogerlo y guardarlo en nuestro inventario, y posteriormente probar a usarlo en todos los sitios donde se pueden usarlos. Haciendo esto podríamos hacerlos prácticamente al completo, a excepción de algunos puzles un poco más enrevesados que sí que pueden entretenernos un poquito más y que son, en realidad, lo mejor de todo su desarrollo.

Y es que la mejor forma de definir Darq, aparte de por su estética y estilo artístico, está en ser muy parecido a juegos como Little Nightmares aunque con un componente de puzle mucho mayor en detrimento de un menor componente de sigilo. La combinación es igual de válida y divertida, y si te gustan los juegos de Tarsier Studios en particular, y los juegos de puzles en general, deberías plantearte darle una oportunidad a éste.

La combinación de elementos en es muy original al contar con mecánicas de juego de diferentes géneros, y además con un apartado artístico muy logrado que nos transporta a algunas de las películas de Tim Burton como La Novia Cadaver, en la que se combinan tonalidades apagadas de azules y grises para crear una apariencia de melancolía y terror con ciertos toques de nostalgia. Esa apariencia le viene muy bien teniendo en cuenta que nuestro protagonista está metido constantemente en un sueño en el que tiene que resolver puzles para conseguir salir de ellos y en los que es buscado y perseguido por criaturas creadas con una enorme imaginación combinando piezas de cuerpos humanos con diferentes tipos de objetos. De igual forma, los escenarios también están muy conseguidos, aunque a diferencia de los personajes, son extraídos de diferentes zonas que podemos encontrar de forma más común como una estación de tren, una cueva, cripta o un pueblo, aunque sí que veremos diferentes elementos retorcidos en ellos que también ayudan a la sensación general de estar en un extraño sueño sacado de nuestros recuerdos más oscuros.

En cuanto a los puzles en sí también vamos a encontrar de diferentes tipos, aunque básicamente van a ser una combinación de tres, con unos en los que debemos encontrar un objeto para usarlo en el punto adecuado, otros basados en eventos en los que tenemos que hacer algo en un momento concreto, y aquellos más típicos de juegos como Limbo en los que el ensayo y error serán la clave para continuar. Este último tipo son los peores con diferencia, especialmente porque nunca se sabe qué hacer hasta que hemos muerto y volvemos a renacer unos metros más atrás, creando esa sensación de frustración de no poder hacer el juego completo del tirón por no haber pensado de la misma forma que sus creadores. Aún así, los otros dos tipos de puzles son muy divertidos y le dan un toque mucho más trabajado al estilo de juego de Little Nightmares, porque aquí sí que hay puzles de verdad, en los que pensar y/o actuar con velocidad más allá de pasar con sigilo por una zona concreta como en los juegos de Tasier Studios.

Uno de los detalles que más pueden llamar la atención de está en su apartado artístico. Puede recordar a algunas películas de Tim Burton como el hecho de utilizar esas tonalidades grises y azuladas, así como personajes que parecen estar hechos con plastilina y con la técnica del stop motion aunque no es así, lo que le da un toque muy original a todo el conjunto. A pesar de ello, el juego se mueve con soltura y sin problemas en ninguna consola (menos en PC) gracias también a la perspectiva de dos dimensiones y media utilizada en todo momento, con la que vemos escenarios, personajes y enemigos siempre desde el lateral aunque están completamente hechos en 3D. Sin embargo, en las versiones de nueva generación, PS5 y Xbox Series, hay algo que no tiene demasiado sentido como es el hecho de poder elegir entre modos gráficos de rendimiento y de calidad, como si un juego de estas características, que corre perfectamente en PS4 y Xbox One, y que no requiere demasiado a nivel técnico, no pudiese mostrarse a 4K y 60 FPS en estas nuevas consolas, máxime si ni tan siquiera tiene RTX.

A nivel sonoro cumple bastante bien pero sin grandes alardes. En muchas ocasiones no vamos a escuchar nada salvo los sonidos de los pasos del protagonista o algunos ruidos de quejidos y gruñidos de algunos de los personajes y enemigos que encontramos por el camino. Sí que escucharemos algunos cortes orquestales de bellísima factura compuestos por Wlad Marhulets, quien también ha compuesto algunas bandas sonoras de películas como Hitman: Agente 47, y que aquí demuestra sus conocimientos y maestría en el uso de los solos de violín acompañados por una orquesta y por instrumentos más tribales y tradicionales para crear una gran atmósfera, aunque lamentablemente no lo escucharemos en muchos momentos. El resultado es un trabajo muy ambiental que combina momentos de silencio que se combinan con los ruidos de fondo y la música de Marhulets que suena, especialmente, en los momentos de tensión, y en los créditos, obviamente.