Quizá el punto más flojo de
Darksiders III sea su evolución respecto a los capítulos anteriores. El
lore (o
Universo) de la saga había estado creciendo y desarrollándose bajo la batuta de un gran equipo creativo y los lápices de
Madureira, y en esta última entrega eso se
dispersa, y se echa en falta el talento del ilustrador. Los escenarios, enemigos, diseños... todo es más genérico, menos inspirado. Y sin llegar a ser malo o mediocre, no llega al acabado sobresaliente de
Darksiders o Darksiders II.
Con todo, hay que reconocer que los chicos de
Gunfire Games / THQ Nordic han hecho todo lo posible por adaptarse a las condiciones y a un presupuesto mucho más ajustado, consiguiendo un resultado con momentos auténticamente brillantes (eso sí, no todo el juego consigue un desarrollo tan regular). Es una pena, porque el personaje de
Fury es quizá el más interesante de la trilogía actual, y el punto de partida es más que emocionante...