En pleno auge de los juegos de estilo roguelike, los chicos de Massive Monster se han sacado de la manga algo que suena mucho en muchas de sus características, y que de hecho podría recordar en sus mecánicas de juego a otros grandes títulos como Hades, lo cual no es nada malo en absoluto por ser uno de los mejores del género, y al mismo tiempo han conseguido añadir una serie de elementos originales que nadie podría haberse imaginado que pegan tan bien en su desarrollo.
Cult of the Lamb es una mezcla entre gestión de nuestro propio campamento como si de un RTS se tratase, y para el que hacen falta recursos a los que tenemos que salir fuera en forma de hack?n slash con la mecánica de roguelike, es decir, escenarios, armas y enemigos aleatorios en cada encuentro hasta que vamos venciendo al boss de cada fase mientras conseguimos lo que va haciendo falta, y de paso vamos haciendo misiones que nuestros súbditos (los habitantes de nuestra base) nos van pidiendo.
La dificultad está muy bien medida en todo momento, y no llega a ser tan complejo como Hades pero tampoco demasiado sencillo como para que resulte un paseo de niños. Eso sí; resulta que las partes de acción son más sencillas que las partes de RTS a las que quizás les falta algunas cosillas para terminar de redondear el asunto. Por un lado hay que controlar demasiados elementos aleatorios, como que nuestros súbditos tengan cada uno sus propios intereses y mientras que a algunos les gusta una cosa (la coprofagia por ejemplo...) a otros les gusta (platos hechos con carne de otros súbditos). También el hecho de que haya que realizar demasiado trabajo tedioso en todo momento, como limpiar o recoger la comida que vamos plantando. Esto tiene sentido al principio del juego como para enseñarnos lo que hay que ir haciendo, pero después debería poder haber tareas para asignar a nuestra gente, o que ellos mismos lo hicieran sin que nadie se lo diga en plan automático,
lo que lleva a estar pendiente de todo ese trabajo aburrido que en ocasiones llega a cansar. De hecho, a veces prefieres irte directamente a la parte roguelike y dejar la de RTS y dejar que tu gente se muera o se pelee o acumular los problemas para resolverlos todos juntos con tal de no ir resolviéndolos poco a poco.
Aparte del RTS y el roguelike, Cult of the Lamb también tiene algunas otras zonas a las que podemos acudir, personajes con los que hablar e interaccionar, e incluso minijuegos que dinamizan mucho la acción. Están el de pescar (divertido al principio, monótono cuando pasan horas), o el Matatena, un divertidísimo juego de dados muy similar a tantos otros juegos de cartas que hemos visto en otros muchos juegos y que sí que podemos gastar horas y horas con él, especialmente en los niveles más difíciles. Y es que se nota que los desarrolladores han querido hacer un juego variado y dinámico, y aunque cojea en algunos puntos por culpa de su simplicidad, se resuelven bastante bien siendo el jugador en todo momento el que tiene que hacerlo divertido (variando de uno a otro para no aburrirse), algo que ya hemos dicho en muchas ocasiones no es la mejor de las soluciones. Aún así, es más que resolutivo y planta la semilla de posibles continuaciones mucho más complejas en un futuro.