Las mecánicas de juego son muy sencillas y lineales, y cumple con las que podríamos ver en la inmensa mayoría de los juegos de rol de estilo japonés. Combates por turnos, exploración del entorno, hablar con los personajes para evolucionar la historia, y una serie de zonas que visitar donde esta transcurre. La más novedad obviamente está en el hecho de que
nuestros protagonistas son cronomagos, es decir, magos del tiempo que pueden ver en todo momento pasado, presente y futuro, y ese ese el motivo por el que la pantalla se divide en tres partes en la fase de exploración. Siempre estaremos en el presente, pero uno de nuestros personajes puede viajar al pasado o al futuro, y allí puede interactuar con objetos o escuchar a personajes, lo que suele ser el hilo conductor de la historia. Esta interacción está muy contada, y generalmente solo sirve para abrir cofres y conseguir ciertos objetos nada importantes en el desarrollo del juego, por lo que es una mecánica que debería ser de las más importantes y que pasa muy inadvertida en todo momento.
En cuanto al combate pasa tres cuartos de lo mismo, y además incluso de forma más limitada. En la pantalla vemos a nuestro grupo en el centro, con los enemigos a izquierda y derecha. Podemos interactuar con el tiempo con ellos mediante ciertos hechizos, pero solo hacia el pasado si los enemigos están a la izquierda, y solo hacia el futuro si los enemigos están a la derecha.
Esto no tendría importancia si, de verdad, lo utilizáramos asiduamente, pero no es el caso, y al igual que en la exploración queda en un segundo plano. Al principio del juego, el tutorial y durante las primeras dos horas de juego, te explican el funcionamiento del tiempo, las mecánicas y cómo se usan, y le vemos un potencial enorme para vencer a los enemigos, incluso al primero de ellos que resulta ser uno bastante poderoso y complejo, y después continuamos haciéndolos averiguando los detalles de todos los enemigos y viendo si podemos crear diferentes efectos, envenenar a los enemigos, crearles óxido a sus armaduras o quemarlos con el paso del tiempo. El problema viene después, a las pocas horas de juego, cuando vemos que nada de esto es necesario y que con ataques normales, y con habilidades y hechizos tradicionales, tenemos más que de sobra para acabar con todos los enemigos sin el más mínimo problema, máxime si tenemos en cuenta que el uso del tiempo consume un turno completo de uno de los personajes más poderosos como es la protagonista Crisbell.
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De esta forma, el juego tiene un desarrollo bastante tradicional y lineal en donde el viaje en el tiempo lo tendremos que usar con los enemigos más potentes, en sus combates, o en la resolución de algún pequeño puzle de vez en cuando en el que se nos obliga a viajar al pasado o futuro para usar un objeto o escuchar alguna conversación. Y es una verdadera lástima, porque esta mecánica de viajar en el tiempo o de ver el tiempo de forma simultánea tenía y tiene un potencial enorme, y finalmente se queda en algo muy limitado que solo se usa en momentos muy concretos.