A estas alturas no cabe duda alguna de que
uno de los géneros más beneficiados de la nueva generación de consolas es el de los shooters en primera persona, que por fin han encontrado en la next-gen la tecnología y los medios que hasta ahora, salvo honrosas excepciones, parecían terreno exclusivo para los ordenadores personales.
Una premisa similar es la que debían tener en la cabeza Eidos y Pivotal Games, que
abandonan en Conflict: Denied Ops el elemento estratégico y la cámara en tercera persona característicos de la saga para atreverse con un shooter con pocas concesiones y aún menos sutilezas.
Esta entrega nos pone así en la piel de los Agentes Graves y Lang que, como miembros de las Fuerzas de Liberación Estadounidenses y sin invitación previa, son enviados a todos los rincones del mundo a desenmarañar una trama aplocalípticonuclear que tiene su rocambolesco origen en un golpe de Estado en curso en Venezuela.
La temática fascista y el mensaje promilitarista son las dos conclusiones que se pueden sacar en claro de
un argumento de lo más ramplón cuya función es en el mejor de los casos servir de prólogo a las diferentes misiones, la acción desmedida, la lluvia de balas y las explosiones a porrillo.
La peculiaridad de Denied Ops radica en su jugabilidad; con el botón círculo alternaremos a nuestro antojo el control de los dos protagonistas en función de nuestras necesidades y las circunstancias que nos rodean. Graves es ideal para avanzadillas rápidas y ejecuciones a larga distancia, mientras que Lang es puro amor kamikaze a metralletazo limpio. Además de simultanear el control, también podremos dar órdenes sencillas e intentar elaborar alguna táctica conjunta simple.
Para mantener intactas las características de los dos personajes,
se ha sacrificado la posibilidad de incluir un arsenal variado o demasiadas adiciones al inventario. En cambio, las armas de las que dispone cada uno de ellos (entre dos y tres) se irá actualizando y desbloqueando nuevas funciones conforme avancemos en la trama. También podremos controlar un tanque o dirigir un hovercraft en algunas misiones para evitar caer en la monotonía.
Por lo demás,
el juego ofrece los arquetipos más rancios del género sin nada que lo destaque de la miríada de títulos que inundan los actuales catálogos de nuestras consolas con mucha mayor fortuna. Y es que a pesar de que pueda resultar entretenido,
la producción de Pivotal Games además lastra una serie de defectos de fondo que resultan imperdonables a estas alturas: gráficos, texturas y modelados paupérrimos, una inteligencia artificial irrisoria tanto de los enemigos (que se repiten más que el ajo) como de nuestro compañero, y un sistema de apuntado o de comandos muy lejos de estar optimizados.
Completar el juego en modo normal nos ha llevado poco más de 7 horas, pues una vez superada la inicial curva de aprendizaje y que nos adaptemos a controlar a los dos personajes, Denied Ops no presenta especial complicación, especialmente si ya tenemos alguna experiencia previa con el género. Su brevedad y la excesiva linealidad (los mapas son amplios, pero dejan poco margen real a la investigación y se nos indica además en todo momento el camino a seguir) tienen un sensible contrapeso en la
variedad de los escenarios y algunos momentos especialmente bien orquestados; Ruanda, Rusia o la estepa siberiana son algunas de las localizaciones que nuestros dos protagonistas de mandíbula prieta visitarán a lo largo de las 10 misiones de las que se compone el juego, pudiendo nosotros elegir el orden de las mismas y de una duración que oscila entre los 20 y los 40 minutos.
La rejugabilidad del título radica en un modo multijugador apañado que promete horas de diversión, pudiendo pasarnos el juego en cooperativo o liarnos a tiros contra quienes se crucen en nuestro camino. El jugador individual tendrá que conformarse con desbloquear un cuarto nivel de dificultad, sacarse los logros (también incluidos en la versión de PS3, la que hemos jugado) o comparar sus puntuaciones y estadísticas en la red.
El apartado sonoro es destacable, pues junto con unas (pocas) melodías pegadizas para ponernos a tono,
Denied Ops nos llega íntegramente en castellano, contando con un doblaje sobrio e impersonal que al menos cumple con lo mínimamente exigible.