Dos años después de su aparición en elcatálogo inicial de la flamante Xbox 360,
Condemned se despoja definitivamente de su condición de sleeper de culto con la salida de una secuela que vuelve a ponernos la piel de gallina con más oscuridad, mayores sobresaltos, una nueva trama deliciosamente truculenta y, por supuesto, muchos más yonquis y desquiciados a los que romper los piños con el artilugio más doloroso que tengamos a mano.
Partiendo naturalmente de la base del abierto final del título original de Sega y Monolith Productions, volvemos a ponernos en la piel del detective forense
Ethan Thomas, con quien nos reencontramos en una situación bastante indigna: suspendido del cuerpo policial, atosigado por las recurrentes pesadillas y alcoholizado perdido (lo cual tiene bastante peso en el juego).
También se ha dejado barba, en el colmo de la decadencia y el mal gusto.
La trama comienza cuando la policía investiga lo que parece ser
la vuelta del Asesino en serie X y la llamada de socorro del misterioso Valhorn de la primera parte, razón por la cual se vuelven a poner en contacto con nosotros. A partir de este momento, se desata una nueva espiral de violencia, revelaciones desagradables y conspiraciones ocultas, con un pulso endiablado y un buen sentido del ritmo que nos acompañará durante las 8 horas del juego, de cuya trama no queremos desvelaros más para que podáis disfrutarla de primera mano.
Se han introducido a nivel jugable algunas novedades de peso tanto en el sistema de control como en la mecánica de fondo. Con respecto al primer punto,
se han querido incorporar algunos tintes de beat?em up al sistema de lucha sucio y directo de la primera entrega. Ahora contaremos con el uso de las dos manos (a razón de los gatillos izquierdo y derecho) para realizar un buen número de combos y golpes finales, así como
una mayor gama de objetos que combinar para repartir zurriagazos a diestro y siniestro. Se han corregido además muchas imperfecciones y desequilibrios de aquel Condemned: Criminal Origins y
se ha añadido contundencia y aún más grafismo a la representación de la violencia.
Mencionábamos también cambios en la mecánica jugable, y es que este punto puede resultar algo polémico en tanto que puede que suponga una traición de los pilares que hacen grande a la saga (y a nosotros así nos lo parece): en esta ocasión
se ha otorgado mucha mayor importancia a las armas de fuego potenciando así la faceta más shoot?em up y arcade del título, en detrimento del sistema basado en los enfrentamientos constantes a corta distancia y las peleas sucias e intensas del original, donde la munición sólo la encontrábamos en muy contadas ocasiones y resultaba además de poca utilidad.
El añadido que más nos ha gustado en este apartado ha sido el genial lavado de cara de los momentos de investigación, pues frente al uso automático y totalmente predirigido de la primera parte, ahora no sólo se ha dejado más a nuestro libre albedrío sino que además habrá zonas en las que debemos llevar a cabo ciertas averiguaciones, teniendo que basarnos en nuestras propias deducciones y capacidad de observación. Dependiendo de nuestra pericia, obtendremos diferentes calificaciones e influiremos sensiblemente en el devenir de la historia, un gran acierto.
Completar Condemned: Bloodshot no nos requerirá, como decíamos, ni siquiera 10 horas.
La historia es muy disparatada y hasta hilarante llegados a cierto punto, pero no desmerece en líneas generales a la de su predecesor, con altibajos que en cierta medida achacamos a la sensación que nos ha dado de que en parte se ha sometido la historia al diseño del juego. Hay puzzles más imaginativos y algunas fases y situaciones son increíbles, pero en líneas generales se abusa de la suspensión de la incredulidad y se aliena al jugador de la trama.
Junto con la campaña individual, contamos con una suerte de modo desafío en el que, pistolazo en mano, tendremos que superar diferentes pruebas (que suelen combinar número de muertes por tiempo estimado o supervivencia en la mayoría de los casos) en los principales enclaves del juego.
Por si ello fuera poco, la gran prueba de la nueva orientación de los desarrolladores hacia el gran público (adulto, claro) es
la inclusión de un modo online que nos permite jugar en partidas de hasta 8 jugadores en un mismo número de mapas y 4 modalidades de juego que enfrentará a policías e infectados (no son zombies) desde el clásico todos contra todos al divertidísimo ?escenas del crimen? en el que tendremos que esconder pistas o encontrarlas en función del bando que asumamos. Una idea ajena en principio a la propia esencia de Condemned, pero que sin duda
supone una alternativa a los pesos pesados de los fps en red, gracias a su marcada personalidad, ambiente y características jugables.
En términos de originalidad, la segunda entrega del juego protagonizado por Ethan Thomas
vuelve a repetir religiosamente las mismas rutinas que convirtieron a su primera parte en un inadvertido juego de culto. De este modo, los dos años han servido para limar y perfeccionar la original propuesta fps+survival horror de Monolith, sacrificando eso sí un poco el espíritu y las sensaciones de agobio tan auténticas del primero; lamentamos también la sobreexposición de situaciones y escenarios, así como la ausencia de más novedades de peso. No es que nos quejemos de sobresaltos o de la puesta en escena (que no podría resultar más tétrica y sobrecogedora), pero sí que
le damos un tirón de orejas a los programadores por no retarnos a pasar AÚN más miedo pillándonos desprevenidos en el camino.
A nivel técnico,
nos encontramos con un juego mucho más pulido en prácticamente todos los aspectos. El motor es más suave, los modelados muestran un aspecto mucho más estilizado y detallado, hay más elementos en pantalla y un buen montón de diseños nuevos. La iluminación, que juega obviamente un importante papel en el juego, sigue padeciendo no obstante algunas imperfecciones heredadas del título original, amén de que se vuelve a abusar de la oscuridad absoluta para ocultar defectos y no dejar en evidencia el rudimentario diseño de los escenarios.
Cerramos el análisis haciendo referencia al trabajo de localización del juego en España, que
vuelve a llegarnos doblado al inglés y con subtítulos en castellano. El excelente doblaje y la buena traducción casi nos haría olvidar esta circunstancia si no fuera por el terrible trabajo con la sincronización de los subtítulos, casi siempre desacompasados e incluso perdiendo algunos diálogos. Más cuidado la próxima vez, SEGA.