Jugar con música sigue siendo una auténtica delicia, aunque no sea algo que muchos jugadores sepan apreciar. Eso es lo que los títulos de
Tetsuya Mizuguchi llevan ofreciendo desde hace unos cuantos años y que, primero con Rez (PS2 y en Xbox Live) y ahora con
Child of Eden para Xbox 360 y PS3, consiguen de lleno.
Básicamente, este título nos ofrece un clásico ejemplo de juego que se englobaría en el género de los "
shooters on rails", es decir, en pantalla se mueven los objetivos a los que debemos disparar y nosotros controlaremos un puntero con el que deberemos apuntarles. Tendremos dos tipos de disparos, uno para objetivos normales y otro para todos aquellos objetivos de color morado, además de un ataque especial que tendremos que recoger disparándole cuando aparezca en pantalla.
En esta ocasión esa es la excusa para poner en pantalla una representación de colores y formas que se mueven al ritmo de la música, y mientras vamos disparando, acertando y avanzando en nuestro camino escuchamos como esta va incrementando y evolucionando convirtiéndose en otra melodía más completa, todo ello aderezado con otros sonidos de fondo producidos por los impactos.
La mecánica es muy sencilla, tanto si jugamos con algún periférico (Kinect o Move) como si jugamos con el mando tradicional de PS3 o 360, aunque es muchísimo más fácil de jugar con los mandos que con los periféricos, con los que en ocasiones se puede volver una experiencia caótica en los niveles más difíciles (sobre todo con Kinect). Y esto que en principio es un inconveniente resulta a la larga ser parte del "encanto" del juego, ya que con cada nivel que superemos nos darán dos estrellas y al principio del juego sólo tendremos abiertos dos niveles, y para abrir el resto de los seis de los que se compone el juego tendremos que conseguir un número de estas, de forma que tendremos que repetir varias veces cada nivel. De esta forma, variar en el sistema de control es una forma de divertirse más con el juego.
Aparte del espectáculo de luces en pantalla, el otro elemento importante de Child of Eden es la música, tanto para lo bueno como para lo malo. La banda sonora está compuesta de varios temas re mezclados del disco del 2008
Heavenly Star del grupo "virtual"
Genki Rockets, del que Mizuguchi es miembro, y si bien la música es excelente con temas de corte pop y electrónicos,
las remezclan no encajan tan bien como en su momento lo hicieran en el juego Rez, con cortes más trance y technos. Aún así, resulta un espectáculo auditivo y visual maravilloso para el jugador, aunque no para el que esté viendo de jugar (si es que alguien se atreve), el cual puede llegar a marearse incluso (a menos que vaya puesto de algo?)
En cuanto al a variedad del juego, como ya hemos dicho, no es excesivamente alta. Cuenta con seis niveles que deberemos repetir varias veces, por lo que le echaremos un buen puñado de horas. Aparte, no tiene ningún modo online, ni multijugador ni cooperativo, y sólo cuenta con
una tabla de clasificación online por tiempo y puntos lo que se antoja algo escaso. Eso sí, el precio del juego no es elevado y está por debajo de la mayoría de títulos de 360 o PS3 (quizás como título descargable hubiese sido mejor opción).
Aún así,
Child of Eden es una apuesta muy recomendable para todos aquellos que estén cansados de jugar siempre a lo mismo, y busquen una experiencia nueva y refrescante.