Nos ha gustado la historia lo suficiente como para hacérsela completa, e incluso repetirla por segunda vez para poder disfrutarla de verdad.
El hecho de que esté ambientado en hechos reales también le hacen ganarse más el interés del jugador, para saber cómo se vivieron esos eventos por un grupo de soldados y poder presenciar en primera persona qué sintieron y cómo lo hicieron entre ellos, algo que engancha. La joya de la corona es, sin duda, el multijjugador, con un buen puñado de modos de juego y mapas y el añadido del modo Guerra, que también le da un toque distinto y nos hace disfrutar esta experiencia desde otro punto de vista, aunque ya la hayamos visto en otros juegos. También el modo zombi es divertido e incluso se podría jugar solos sin necesidad de otro jugador, aunque jugando en cooperativo (para lo que está pensado) es donde realmente gana además de hacerse mucho más accesible.
A pesar de todo, no podemos decir que sea un juego excepcional. Es realmente divertido, pero por ejemplo vemos que su intensidad va ascendiendo conforme pasan las fases pasando de un juego del montón a uno realmente bueno, pero para ello deberemos pasar estas fases iniciales. Sus casi 7 horas de juego no están nada mal en el modo historia, pero siempre tenemos la sensación de que hemos jugado a algo similar, incluso habiendo añadido diferentes elementos en ciertas fases concretas de infiltración. Lo mismo le pasa al
multijugador (a pesar del modo Guerra) y su repetición de modos de juego y comportamientos en las armas, o al zombi que parece algo parecido a lo que ya jugamos en Black Ops III pero simplificado para que los jugadores puedan disfrutar de él desde el primer momento. Es divertido, se deja jugar, es accesible y engancha, pero le falta algo para poder decir que es el mejor de la saga, y aún así merece la pena y mucho.