Hay que reconocerles el mérito de haber intentado arriesgar y buscar algo distinto, y en algunas cosas lo han conseguido. Los desarrolladores de Infinite Warfare,
Infinity Ward, han apostado por una nueva forma de contar una historia y han acertado de pleno, han probado a irse al futuro y en las misiones de a pie también creemos que han acertado, han probado a darle un giro al multijugador y creemos que también han acertado, e incluso el haber añadido misiones de naves que controlamos y la forma en la que tendremos control total sobre ellas (aunque estén guiadas si tenemos fijado al enemigo, algo que queda muy espectacular). Todos estos elementos son nuevos, innovadores y funcionan bien. El problema viene por haber intentado innovar en algo que el jugador normal de esta franquicia no quería que innovase. Si nos compramos un Call of Duty, esperamos un CoD, con muchas misiones de a pie (que hay pocas), pocas misiones de vehículos (que hay muchas), un modo zombi que se parezca más a los DLCs de Black Ops 3 (que no están a la altura, un modo cooperativo para la campaña (que no tenemos), algo más de realismo en las misiones (que ha optado por la ciencia ficción, por lo que de realismo poco)...
Como decimos, a nivel de innovación hay que reconocerles el esfuerzo. Lo han intentado y en algunos elementos les ha salido bien, mientras que en otros se han alejado de lo que el jugador busca. No les ha salido un mal juego ni mucho menos, pero sí se han enfrentado a una legión de fans que querían otra cosa y que, como suele suceder en estos casos, tiene muy poca memoria. Si hace unos años el verdadero Call of Duty era el que hacía Infinity Ward y los juegos de Raven o Treyarch eran los de relleno, ahora las tornas han girado y tenemos que Treyarch sabe lo que el público quiere, mientras que Infinity Ward sigue intentando innovar, y aunque lo consigue se alejan de lo que el usuario medio quiere.