La saga
Burnout llega a
PS2 con lo que será su último título en la plataforma;
Dominator es una última oportunidad para dejar buen sabor de boca a los usuarios y
dejar una entrega que resuma lo mejor de los últimos episodios antes del gran salto técnico y jugable que supondrá
Burnout Paradise.
Pero, ¿ha conseguido
Criterion la entrega definitiva? ¿Está lo mejor de la saga concentrado en
Dominator? ¿O estamos ante un título más?
A nivel jugable la mecánica de juego básica se mantiene, y se enriquece
con la posibilidad de encadenar burnouts conduciendo de forma temeraria. Así, estos turbos multiplicarán nuestra velocidad, y si en este estado nos metemos en el carril contrario y esquivamos el tráfico (mientras más cerca pasemos, mejor), pillamos las curvas a toda velocidad o sacamos a los rivales de la pista la barra se irá recargando?
El único pero que podemos ponerle al título es que puede ser un poco duro para los recién llegados a la saga, aunque tiene un tutorial bastante aparente para arrancar.
Sin incorporar opciones online (que era lo que la saga pedía a gritos) esta entrega consigue un buen montón de horas de juego y soluciona alguno de los fallos de
Revenge. Un detalle que nos ha parecido muy interesante ha sido
el desbloquear trozos de escenario gracias a los Takedowns. Sacando a un rival de la pista en el sitio adecuado
conseguiremos un nuevo camino para ese circuito, que además nos permitirá ganar tiempo.
Además de un buen montón de modos el juego
recupera la opción de partida rápida, que nos permite quemar adrenalina si sólo queremos dedicarle unos minutos al juego.
A nivel de innovación, el juego se queda un poco corto; es cierto que la nueva mecánica de conducción influye (y pesa bastante en los modos de juego), pero no hay más novedades de peso. De hecho se ha eliminado el modo
Crash, una de las señas de identidad de la saga. Para compensar hay que reconocer que estamos ante un estupendo diseño para los nuevos circuitos, los más inspirados hasta la fecha.
Técnicamente,
Dominator cumple, tanto como lo hacía
Revenge, porque ambos juegos son prácticamente idénticos. No hay mejoras sustanciales, aunque tampoco problemas y el engine se mueve sin problemas dando una estupenda sensación de velocidad. Los modelados de los coches son muy buenos teniendo en cuenta la multitud de efectos de defornación que se desatan con cada choque (o explosión).
El apartado sonoro es igualmente brillante gracias a una estupenda selección de temas que ambientan a la perfección las frenéticas carreras. Si contamos con que el juego está además bien doblado al castellano, la cosa no puede ir mejor.
Además, y como broche de oro tenemos
soporte para 60 Hz, algo que los aficionados a la velocidad sabrán apreciar.