El punto más débil de
Assassin's Creed Rogue es lo poco que innova a nivel jugable con respecto a otras entregas,
pareciendo en algunos momentos una simple expansión de Assassin's Creed IV (y cimentando la idea de que la saga necesita un descanso, y novedades de peso). Afortunadamente el guión sí que ha sido más cuidado y está más trabajado y estudiado, y nos pone
al otro lado de la línea, jugando como los enemigos, los
Templarios. El personaje de Shay es también muy interesante, y hay algunos cameos que harán sonreír a los fans de la saga.