Análisis Assassin's Creed Mirage - Bagdag será tu patio de juegos

Terminar Assassin's Creed Mirage nos llevará en torno a las 15-20 horas de juego (y 25-30 horas para los completistas que quieran exprimir todas las misiones secundarias, objetivos adicionales, elementos estéticos... Si duda, una duración sensiblemente menor a la de entregas recientes como A.C. Valhalla, pero hay que destacar que en esta entrega la historia principal es mucho más guiada, al tiempo que tenemos bastante libertad a la hora de elegir a nuestras víctimas principales, con un concepto interesante de hub central para aceptar los desafíos.

Las misiones principales nos han parecido sobresalientes, muy bien hiladas y con una gran capacidad de adaptación a nuestras acciones, dejando que el jugador pueda elegir cómo aproximarse, planificar, buscar sus estrategias... Lo que contrasta con las misiones adicionales, que en general son mucho más monótonas, predecibles y lineales en su desarrollo. Y aunque por la duración del juego y cantidad de gadgets y opciones de juego no da tiempo a aburrirse, lo cierto es que nos hubiera gustado encontrar más variedad y sorpresas en estas secundarias.

A nivel jugable, Assassin's Creed Mirage es un salto de fe para recuperar la esencia de la saga volviendo a sus orígenes, algo que queda muy claro desde sus primeros compases, con su estética, con su puesta en escena, con sus opciones de juego... Volvemos a tener como mejor arma el sigilo y las muertes silenciosas, las opciones de planificar asesinatos aprovechando nuestra vista de águila (Enkidu) o la posibilidad de marcar a varios enemigos para eliminarlos rápida y silenciosamente (algo que el juego usa bien y sabe limitar para que no nos vengamos demasiado arriba).

Así, la clave del gameplay está en saber evitar los enfrentamientos directos y aprovecharnos de nuestras armas, desde las bombas de humos a las distractivas buscapiés, pasando por cuchillos para lanzar (o envenenar) a los enemigos o la cerbatana, para lanzar dardos no letales (imprescindibles para superar las misiones con objetivos secundarios como no matar). Porque a la hora de combatir, el sistema es tan simple como limitado: esquivar o detener los ataques enemigos para ganar ventaja, contraatacar con un golpe letal o ganarles la espalda para tenernos a nuestra merced. Es claro que el enfoque buscado ha sido potenciar eso, el sigilo, la exploración y acciones secundarias como contratar personajes que distraigan a los guardias... Pero para algunos enfrentamientos nos hubiera gustado tener más opciones y variedad de acciones.

Sin duda con Assassin's Creed Mirage la idea no ha sido revolucionar o refrescar la fórmula de la saga, más bien es una vuelta a los orígenes de la franquicia, una vuelta en todos los sentidos. Y es que además de una vuelta por todo lo grande del parkour, con una ciudad convertida en nuestro patio de juegos (con una gran importancia para las atalayas, que ahora son misiones en sí mismas), priorizar claramente el sigilo sobre el combate y volver a los asesinatos silenciosos, tenemos un personaje que vuelve a las raíces del Credo. Basim nos ha encantado, y su papel en la historia es realmente importante (e interesante); lástima que no se haya desarrollado mejor en el final del juego, que queda un tanto apresurado, apuntando a una continuación, bien en forma de DLC o secuela.

Por supuesto, el apartado artístico, la puesta en escena y el arte vuelven a ser protagonistas, junto con un increíble Bagdag que merece la pena explorar milímetro a milímetro. El título está además cargado de guiños para los fans, con trajes tan emblemáticos como los de Altair a nuestra disposición, con un vestuario y armamento que mejoran nuestras habilidades (añadiendo pequeños toques de RPG, más sutiles que en otras entregas). Vamos, un Assassin de pleno derecho.

El apartado gráfico de Assassin's Creed Mirage alcanza un altísimo nivel si hablamos de la creación de la ciudad de Bagdag, sin duda el punto mejor conseguido por el equipo creativo, y la que más impacto tiene en el gameplay. La ciudad es nuestro patio de juego particular, y el escenario está diseñado para sacarle el máximo partido a las mecánicas, y al mismo tiempo, asombrarnos con su belleza. Esta impresionante puesta en escena es la mejor baza de un título que se disfruta realmente bien en modo rendimiento (a 60FPS) con un gran nivel de detalle, pero que contrasta con unos modelados y animaciones un tanto mejorables para los personajes secundarios, los que le dan vida a la ciudad.

El apartado musical corre a cargo de Brendan Angelides, que si bien no tiene una gran experiencia en videojuegos (sus trabajos más conocidos están en la banda sonora de series como 13 Razones o Billions) ha hecho un grandísimo trabajo junto a la New York Arabic Orchestra, Layth Siddiq y Akram Haddad, ambientando a las mil maravillas una Bagdag que está realmente viva. Y como viene siendo habitual en los títulos de la saga, contamos con un impresionante doblaje al castellano que hará las delicias de los fans.