La redención pone punto y final a la campaña para un jugador que en forma de DLC ha prolongado la vida de Assassin's Creed III, cerrando de forma definitivo la suerte de universo alternativo en el que George Washington, en posesión del Fruto del Edén, se había autoproclamado Rey de Estados Unidos.

Tras la visita a la frontera y a Boston de los dos episodios anteriores respectivamente, en esta ocasión recorreremos la ciudad de New York (previa misión naval, ausente hasta ahora en los anteriores DLC), en la que Washington ha comenzado la construcción de una faraónica pirámide. Con la ayuda del recientemente reclutado Benjamin Franklin y el nuevo Thomas Jefferson, pondremos fin a, ejem, La tiranía del Rey Washington y desentrañaremos el misterio tras esta realidad alternativa.

A los poderes del lobo y el águila de los anteriores episodios se suma en esta ocasión el poder del oso, que nos permite zafarnos de varios grupos de enemigos a la vez mediante potentes golpes en el suelo y eliminar obstáculos en momentos puntuales de la historia. Si ya en los episodios anteriores observábamos un cierto desequilibrio en lo jugable, con esta nueva adición, nuestro protagonista se convierte en un auténtico superhombre practicamente imbatible.

Este evidente desequilibrio jugable nos lleva al, en nuestra opinión, punto débil de este tercer episodio: en respuesta a la colección de nuevas habilidades del protagonista, se han aumentado exponencialmente el número de guardias y enemigos en la ciudad de New York, lo que dificulta (y resta diversión) a la exploración libre de la ciudad en busca de las (por otro lado insípidas) misiones secundarias.

La campaña principal, sin embargo, aunque sigue pecando de ser demasiado corta (apenas hora y media, completando algunos objetivos secundarios) y de que el final nos ha resultado muy poco inspirado, nos ha parecido la más variada y entretenida de esta trilogía de DLC, con misiones muy variadas y bastante inspiradas, sin salirse eso sí del canon de la entrega principal.

Pese a que esperábamos más del final, la campaña de este tercer episodio nos ha gustado bastante más que las dos anteriores, si bien la poco más que justita duración sigue siendo su gran punto débil.

El poder del oso y la combinación con los ya adquiridos son un gran añadido, aunque el desequilibrio es patente. El intento de contrarrestar este desequilibrio mediante el aumento exponencial de enemigos nos ha parecido un error de bulto.

La redención es la conclusión lógica a la trama que se ha venido gestando desde La traición, sin grandes estridencias; en su conjunto suponen una buena muestra concentrada de la experiencia Assassins Creed III. El final nos ha resultado sosete.

De nuevo, volvemos a insistir en este apartado en que nos encontramos ante un producto con grandes valores de producción y un excelente doblaje al castellano, lastrando obviamente los defectos inherentes de la saga.

La traición es el título del segundo capítulo descargable de La Tiranía del Rey Washington, el DLC episódico con el que Ubisoft alarga la vida de su Assassin's Creed III, ofreciendo una nueva campaña monojugador que sitúa a Connor en un universo alternativo en el que George Washington, amparado por el poder del Fruto del Edén, se ha erigido en sanguinoliento monarca de Estados Unidos.

Este segundo episodio traslada la acción a Boston, donde continuaremos nuestra cruzada contra el rey tirano, centrando el peso de la narración en el insidioso Putnam y en un Benjamin Franklin también bajo el influjo de Washington.



A nivel jugable, la única novedad la aporta un nuevo poder del águila que adquiere nuestro protagonista, permitiéndole planear rápidamente entre los tejados y atacar a nuestros enemigos de manera más efectiva. Esta nueva habilidad, añadida a las del lobo del primer episodio, aportan frescura al planteamiento jugable, aunque a efectos prácticos convierten a Connor en un auténtico todoterreno imparable, practicamente eliminado cualquier atisbo de desafío al juego.

Sin ninguna novedad más de peso, este segundo episodio vuelve a rondar las dos horas de duración (poco más de una, si nos centramos exclusivamente ne las misiones principales y dejamos más de lado los insípidos objetivos secundarios). El planteamiento de la campaña es interesante, pero realmente poco inspirado, por lo que esperamos que el tercer y último episodio resulte más redondo y cierre el conjunto de manera satisfactoria.

La campaña nos ha resultado bastante más sosilla que la del primer episodio, volviendo a situarse en la franja de 1 a 3 horas, dependiendo de lo completistas que seamos.

El nuevo poder del águila es un añadido divertido, aunque desequilibra excesivamente el juego a nuestro favor, eliminando prácticamente el desafío.

La traición continúa (obviamente) la fórmula del episodio anterior, situando la acción en esta ocasión en Boston, y avanzando en la desconcertante trama.

Una vez más, nos encontramos ante un producto con grandes valores de producción y un excelente doblaje al castellano, lastrando obviamente los defecots inherentes de la saga.

Tras una pesadilla de imágenes inquietantes, Ratoncjl...Ratonkha...Connor, el protagonista nativo americano de Assassins Creed 3, despierta en un mundo que no reconoce: su madre no sólo sigue viva, sino que encabeza una cruzada contra la tiranía de George Washington, quien amparado por la posesión del Fruto del Edén se ha proclamado monarca del país.

Éste es el punto de partida de una serie de tres contenidos descargables episódicos que añaden nuevas horas de juego monojugador a la campaña principal, cuyo primer episodio, "La infamia", se estrenó hace unos días en Xbox Live/PSN por 800 MP/9,99 €, si bien se encuentra disponible gratuitamente para quienes dispongan del Season Pass de turno.



Con una duración que en nuestro caso ha rondado el par de horas, "La infamia" concentra su peso narrativo en ponernos en situación del interesante punto de partida de esta historia alternativa, siendo testigos al mismo tiempo que nuestro protagonista de esta nueva y retorcida realidad, añadiendo nuevos misterios y giros a la misma, sin apenas desvelar aún sus claves.

La historia se desarrolla en una zona de la frontera, con aislados asentamientos y pequeñas aldeas y fortines, encadenándose en este entorno las misiones que comportan la aventura principal. A pesar de su gran variedad e intensidad, estas misiones no aportan ninguna novedad en su mecánica con respecto a las de la campaña principal del juego, aunque están bien hiladas, no decaen en ningún momento y se encuentran a la altura de las mejores de aquélla.

Además de las misiones principales, cómo no, disponemos además de objetivos secundarios (de poco peso, eso sí) y una serie de coleccionables escondidos en el mapa que desbloquean pequeños fragmentos de una secuencia que alberga algunas de las claves de este universo alternativo en el que ha despertado Connor.

La única novedad jugable de este DLC la aportan dos nuevas habilidades que adquiere Connor en el trascurso de la aventura: invisibilidad a cambio de pérdida de salud para pasar inadvertido frente a los enemigos (¡cuidado con los perros y su agudo olfato!), y la posibilidad de convocar una manada de lobos cada cierto tiempo para que hagan nuestro trabajo sucio, al estilo de los miembros del gremio de asesinos en entregas anteriores.



Sin mucho más que resulte digno de destacar, La tiranía del Rey Washington aporta en su primer episodio una interesante y atractiva premisa argumental junto con un respetable paquete de misiones, contenido y horas de juego para los aficionados a la saga que se han quedado con más. A ellos les recomendamos sin dudarlo un segundo este nuevo contenido episódico, una vez hayan decidido si les compensa el equilibrio precio/duración.

Terminar la aventura y hacer al menos la mitad de objetivos secundarios nos marca en nuestra partida 1:51 minutos, sin que completarlo al 100% creemos que llegue a las 3 horas en ningún caso, ni ofrezca jugabilidad alguna. El ritmo es intenso y las misiones mezclan lo mejor del título principal, pero entendemos que sepa a más bien poco teniendo en cuenta el precio.

Con sus fallos y sus grandes aciertos, nos encontramos ante una expansión en toda regla del modelo de juego que propone Assassin's Creed. Nosotros somos grandes fans y nos va bien así, aplaudiendo la adición de dos nuevos poderes, especialmente el de la invisibilidad, que suponen un añadido interesante a las mecánicas ya conocidas.

A expensas de saber cómo lo acaban resolviendo los chicos de Ubisoft, este DLC apuesta por atrapar al jugador con una historia alternativa e intrigante que aún hemos de ver cómo conecta con la principal. El par de novedades jugables ya mencionadas son bienvenidas, pero no suponen un cambio sustancial respecto a la base del juego, que se mantiene continuista en el planteamiento de las misiones, tanto principales como secundarias.

No hemos observado ningún cambio destacable en este apartado con respecto a la aventura principal, si bien resulta destacable que se mantiene el excelente doblaje al castellano (con la baja de Luis Tósar en esta ocasión). El manejarnos en un entorno mucho más limitado en esta ocasión facilita la tarea a Ubisoft, que mantiene este primer episodio libre de bugs y carencias técnicas.

La fantástica - aunque de lento arranque - campaña de Assassin?s Creed 3 puede completarse en torno a las 10-15 horas si nos dedicamos exclusivamente a las misiones principales, lo cual sería un gran error. La abrumadora cantidad de misiones secundarias, objetivos opcionales y actividades extra siguen aumentando en variedad, inmersión, diversión e intensidad, constituyendo el auténtico armazón y atractivo de la experiencia jugable, duplicando o incluso triplicando las horas de juego en el camino. El multijugador vuelve a reforzarse con nuevos modos y añadidos jugables que lo consolidan como una alternativa interesante a los reyes del Live/PS Network.

El sistema de parkour y navegación libre semiautomática y estilizada por entornos abiertos característicos de la saga sigue refinándose en esta nueva entrega, aunque manteniendo las mismas carencias de base que arrastra desde la primera entrega. Con todo, además del bienvenido pulido general, se han añadido nuevos elementos que enriquecen la experiencia: la exploración de bosques y entornos vírgenes, un renovado sistema de combate que bebe directamente de títulos de éxito reciente - como la saga Arkham de Batman - nuevas armas y usos, las espectaculares batallas navales y un nuevo sistema de gestión de los miembros de la hermandad y de la hacienda donde residimos, principalmente.

Pese a la política del mínimo riesgo a la que obliga el calendario de lanzamientos anuales y el tener entre manos una franquicia multimillonaria, los cambios y novedades con respecto a las tres entregas anteriores resultan suficientes como para justificar el salto numérico en esta entrega. Además del ya esperado cambio radical de marco histórico (nos situamos ahora en la Norteamérica revolucionaria), se han incluido nuevos minijuegos, un sistema de combate más moderno y espectacular (aunque un par de peldaños por debajo de sus referentes más cercanos), una narrativa aún más cuidada y ligada a la jugabilidad, más variedad de misiones, propuestas jugables y situaciones.

Assasin?s Creed III es un prodigio técnico, vaya por delante. Si pensamos que semejante despliegue de efectos gráficos y contenidos, con el mapeado más extenso y variado hasta la fecha de la saga y una portentosa factura técnica corre sobre un hardware que tiene 6 ó 7 años, no podemos sino quitarnos el sombrero de copa y monóculo (que llevamos de serie los redactores de Ultimagame). Ubisoft vuelve a ofrecer uno de los productos con mejores valores de producción del mercado, sin olvidarnos del excelente trabajo de localización al castellano. Sin milagros, claro: el juego sigue sufriendo de numerosos bugs, un popping que te pega en la cara y otra serie de carencias más o menos perdonables en el pulso que el título libra contra su propia ambición.