También consiguen superar el segundo gran reto sobre el que más dudas recaían con anterioridad a la salida del juego, que no era otro que saber si lograrían estar a la altura del fastuoso despliegue técnico del que siempre ha hecho gala Assassin?s Creed, aunque con grandes sombras y a un coste.
Por un lado, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que estamos ante uno de los más juegos más lustrosos y avanzados tecnológicamente para PS Vita (a la altura de Uncharted, como poco), con dos grandísimos escenarios para explorar (New Orleans y los pantanos), estupendas animaciones y modelados, un fantástico doblaje al castellano y una gran cantidad de contenidos que, sin lógicamente llegar a sus contrapartidas de sobremesa, suponen un hito nada desdeñable a la hora de trasladar no sólo la saga, sino el género sandbox, a los mandos de una consola portátil.
El problema es que la gran víctima de esta ambición es la estabilidad del título: en ningún momento llega a alcanzar la suavidad de las entregas principales de la serie, contando para más inri con numerosas ralentizaciones y un sinfín de bugs, que van desde los simplemente anecdóticos a los auténticos fastidiapartidas (nosotros mismos tuvimos que reiniciar la nuestra en la primera misión tras sufrir en nuestras carnes un error que impedía finalizar la secuencia en cuestión).