Llega a las estanterías uno de los proyectos más ambiciosos de Electronic Arts para la nueva generación,
tras meses de retraso y con la tarea por delante de sobrevivir a las expectativas que sobre él nos habían creado.
En Army of Two encarnamos a Salem y Ríos, dos mercenarios machotes y muy brutos en nómina de una agencia paramilitar que realiza trabajos sucios para el gobierno yanqui. Dentro del género de los shooters en tercera persona,
la singularidad de este título la proporciona un sentido de la cooperación táctica entre jugadores llevada a su máxima expresión, y con inaudita (y esencial) incidencia en el desarrollo de la aventura.
Así,
durante toda nuestra historia de asesinatos políticos, incursiones en países extranjeros y otras lindeces al más puro estilo yanqui, iremos acompañados de nuestro colega en armas, ya sea controlado por un amigo, o por la máquina. Esta eventualidad, genérica en los videojuegos, deviene en el caso que nos ocupa en esencial para sortear la práctica totalidad de obstáculos que se nos presenten en nuestro camino. Deberemos elaborar tácticas de distracción, plantar señuelos, dar órdenes, intercambiar armas, acudir en socorro de nuestro compañero herido, atacar conjuntamente cubriendo todos los flancos, descargar cartuchos espalda contra espalda (divertidísimo), y un sinfín de cursos de acción cooperativos que garantizan una aventura de lo más adictiva y especial.
El punto fuerte del título de EA tiene un clarísimo talón de Aquiles, que incide precisamente en la adicción:
Army of Two es un videojuego que no esconde el hecho de haber sido diseñado y desarrollado con el modo de dos jugadores en mente. Mientras que la experiencia a dos es muy gratificante y divertidísima, el modo individual desmerece en comparación. La IA de nuestro compañero está a la altura de las circunstancias (incluso reconoce órdenes orales a través del headset), pero en el camino se pierden la imprevisibilidad y la complicidad que hacen especial y original al juego. Si nos desprendemos de ello, prevalece la sensación de encontrarnos ante un producto algo más genérico, con sus (grandes) aciertos y sus (inevitables) fallos.
Pero que no os lleve a engaño.
Técnicamente, Army of Two es puro lujo. Con reminiscencias nada ocultas al ya clásico Gears of War, el juego muestra un aspecto gráfico excelente; los personajes son enormes y perfectamente modelados, todo funciona con gran naturalidad y son muchos los efectos y escenarios que rallan el más alto nivel, contando además con un framerate estable en todo momento. La IA de los enemigos no se muestra tan pulida, pues su comportamiento es errático; por un lado, se cubren e intentan cambiar de posición cuando les das y retroceden o te rodean si avanzas, mientras que por otro lado, de vez en cuando se exponen de forma ilógica para que le pegues un tiro entre ceja y ceja.
El control es algo durillo de asimilar por su alto grado de optimización. Tendremos que hacer un uso muy exhaustivo del pad para sacar provecho de todas las opciones a nuestra disposición, lo cual requiere cierto empeño por nuestra parte. Pese a ello,
no resultará una tarea tan laboriosa para los que ya estén familiarizados con el género y otros títulos similares, amén de contar con un completísimo tutorial que da manga ancha al jugador para hacerse con los mandos.
Es divertido, está bien hecho y presenta una factura técnica espléndida, sí. Desgraciadamente, sin embargo, Army of Two también adolece de uno de los mayores males endémicos de la nueva generación consolera: su escasa duración. Completar el modo historia resultará ser una experiencia tan intensa como efímera. Poco, muy poco más de 7 horas son las que necesitaremos para completar la aventura principal, una de las más cortas con la que nos hemos topado en algún tiempo.
Los diferentes niveles de dificultad y el modo online salvan la papeleta y alargan razonablemente la vida del juego, aunque con importantes matices. Para jugar en red contamos con varias opciones que nos enfrentarán en equipos de dos (cómo no) en las clásicas modalidades de enfrentamientos ?a saco?, capturar la bandera o defender posiciones. Para soliviantar los más que previsibles problemas con el lag o al unirnos a partidas,
EA ha optado por una solución que a algunos resultará polémica, pues sólo nos será posible jugar contra personas de nuestra misma región (en nuestro caso, Europa). Esta medida aún está pendiente de ofrecer resultados palpables, pues hemos encontrado muchas molestias a la hora de darle caña al Live, además de detectar algunos errores gráficos de bulto y sobre todo, grandes problemas a la hora de unirnos a partidas en juego o a modalidades más allá del todos contra todos.
El modo cooperativo a distancia también cuenta con el inconveniente de que, salvo que iniciemos nosotros la partida, sólo podremos jugar misiones independientes con el mismo compañero, al que perderemos de vista una vez finalizadas. En definitiva, nos queda la sensación de que, aunque es competente, los chicos de EA podrían haber aprovechado un poco más el apartado online, pues no sólo se prestaba a ello por el singular estilo de juego, sino que ésta era la gran baza con la que el título podía contrarrestar la corta campaña principal.
Añade valor a la rejugabilidad del título el contar con una tienda y un completísimo taller de actualizaciones y complementos al que podremos acceder desde los puntos de salvado y en la que iremos comprando multitud de armas, complementos y actualizaciones conforme vayamos ganando dinero en nuestras misiones. No menos divertido resulta, por último, modificar el aspecto de nuestros adorables gañanes con nuevos trajes y caretas cada vez más amenazadores.
Army of Two, finalmente,
llega traducido y doblado al castellano en su integridad, con un trabajo más que digno al que le perdonamos las exageraciones y el lenguaje no apto para todos los públicos.