Análisis Horizon Forbidden West - Lo prohibido siempre es más divertido

Terminar Horizon: Forbidden West nos llevará un mínimo de 30 horas siguiendo la historia principal, pero hablamos de uan experiencia de gran flexibilidad que se adapta perfectamente al jugador y cuánto (y cómo) quiere disfrutar él; siguiendo las misiones secundarias que van surgiendo de una forma natural y orgánica tenemos más de un 50% más de duración, llegando a superar las 45 horas... Pero si encima somos de los más completistas, hay coleccionables, mejoras y extras para duplicar fácilmente el contenido incial, y pasar las 60-70 horas de juego.

Lo mejor, sin duda, es la cantidad y variedad de misiones secundarias que hay ahora, mano a mano con la exploración (especialmente la sub-acuática), que esconde un montón de zonas inicialmente inaccesibles a las que iremos pudiendo llegar conforme mejoren las habilidades de Aloy. Además, la historia arranca con muchísima fuerza y sabe mantener el interés desde el minuto uno, por lo que es realmente fácil engancharse a descubrir este peculiar universo. Otro punto brillante es la mejora en los monstruos, especialmente los jefes; ahora son más variados y letales, y todo un reclamo para seguir jugando y ver con qué nueva propuesta (y mecánicas) nos sorprenderá Guerrilla.

Con respecto al apartado jugable, Horizon: Forbidden West apuesta por mejorar todo lo visto en la primera entrega, puliendo mecánicas de esta original aventura y enriqueciéndolo con nuevas acciones perfectamente integradas en el gameplay. Así, la idea de poder explorar bajo el agua - y no solo encontrarse a nuevos enemigos adaptados a este entorno, también con grutas subterráneas que ocultan secretos - o de poder planear aprovechando la altura (aunque el sistema de escalada nos parece que todavía es bastante mejorable) son detalles muy de agradecer.

La fórmula funciona muy bien en líneas generales, aunque es cierto que se recompensa más el sigilo que el combate directo (lo que puede ser menos divertido para los que disfrutan de una aproximación más directa a la lucha), pero en líneas generales se intentan equilibrar ambos factores con un completo y versátil árbol de habilidades que nos recompensa con mejoras en nuestras áreas favoritas, y nos va haciendo cada vez más letales. Y como guinda del pastel están los jefes: variados, muy originales (y singulares) y dispuestos a hacernos sudar antes de caer.

Tras años de espera - y después de un DLC que no aportaba mucho a la trama -, la idea de viajar a nuevas tierras en Horizon: Forbidden West nos daba un poco de reparo por si en Guerrilla se habían dormido en los laureles, apostando por un planteamiento demasiado continuista, un más de lo mismo, pero mejor. Afortunamente no podíamos estar más equivocados, hay una clarísima progresión en todos los aspectos de esta secuela, y entre ellos uno de los puntos más pulidos es una historia que arranca con muchísima fuerza y sabe mantener el interés en cada vuelta, y que se sostiene especialmente gracias a personajes secundarios muy ricos y tremendamente interesantes (entre ellos, Regalla), algunos más que la propia Aloy.

Con el concepto de más y mejor claramente en mente, el equipo creativo ha tirado la casa por la ventana y nos han preparado rincones únicos, zonas realmente inolvidables, enfrentamientos apoteósicos - que además cambian sutilmente las mecánicas - y muchísimas horas de diversión con unas misiones secundarias realmente inspiradas y divertidas, que aportan muchísimo. Ojalá todas las secuelas fuesen así...

A nivel visual, Horizon: Forbidden West es un importante salto adelante con respecto a lo visto en la primera entrega, tanto en PS4 como en su estreno en PS5. La primera clave es el tamaño del mapa, unido a una mayor variedad de entornos y situaciones, pero sobre todo a la creación de un mundo más complejo y cohesionado, más vivo. Si la primera aventura de Aloy se notaba la división marcada entre zonas, aquí todo es más orgánico y está relacionado entre sí de una forma más natural; también ayuda que podamos acceder a casi cualquier punto (pese a problemas puntuales con el sistema de escapada). Los modelados, las animaciones de los enemigos, la iluminación... todo luce estupendamente sin problemas de rendimiento. Es cierto que al abrir tanto el mapa aparece una niebla que desluce un poco el trabajo final, pero hablamos de momentos puntuales y en momentos en los que estamos en picos muy altos, en el juego en sí es complicado verse perjudicado por este efecto.

A nivel sonoro nos encontramos con un sobresaliente sin peros. La banda sonora de Joris De Man, Niels van der Leest y Oleksa Lozowchuk es francamente brillante y tiene temazos impresionantes, desde composiciones relajadas para descubrir el mundo a nuestro ritmo a emocionantes melodías en los enfrentamientos contra los jefes; sabe ponerse al servicio de la narrativa y brillar. El doblaje al castellano vuelve a ser para nota, y Michelle Jenner ha sabido volver a dar vida a una Aloy más interesante y adulta.