Con un goteo incesante de información, varios meses de retraso con respecto al anuncio original y
muchísima expectación, por fin sale a la luz la última gran apuesta exclusiva de Ubisoft y Free Radical para Playstation 3, Haze, un shooter en primera persona
de gran factura y aún mayores pretensiones.
Retraso, hype, superproducción y ambición. Sobre estas cuatro ideas a las que hacemos alusión en el párrafo introductorio girará recurrentemente nuestro análisis; cuatro conceptos que de algún modo determinan la percepción que tenemos del título y que,
mal entendidas y en manos poco capaces, podrían dar lugar a una visión equívoca y parcialista del juego.
Encarnando al soldado Shane Carpenter, Haze nos transporta al año 2048, un futuro en el que
el conglomerado Mantel controla los principales sectores industriales a nivel mundial, haciendo asímismo de policías internacionales y abanderados de una poderosa ?medicina? llamada
Néctar.
Entre otras tantas aplicaciones, el Néctar es suministrado a los soldados de Mantel para
agudizar sus sentidos y aumentar sus propiedades físicas, aventajándolos en el combate contra las milicias que ?amenazan el mundo libre?. Durante el desarrollo de la aventura
remos conociendo el verdadero trasfondo que se esconde tras la compañía y las auténticas ramificaciones del Néctar, que entre otras cosas distorsiona la percepción de la realidad e impide a sus usuarios percibir los horrores de la guerra, la sangre o cualquier atisbo de violencia gráfica.
A lo largo de las
escasas 7 horas de aventura, y sin querer desvelaros demasiado, la jugabilidad descansa sobre los dos papeles que nos tocará asumir. Como soldado de Mantel, los chutes de Néctar nos permitirán vislumbrar a nuestros enemigos a distancia y tendremos propiedades físicas aumentadas. Una vez en las filas de los rebeldes, dispondremos de una serie de
habilidades que equilibran la diferencia entre ambos bandos y además enriquecen en gran medida la jugabilidad: así, podremos hacernos el muerto cuando estemos gravemente heridos para poder pasar inadvertidos antes los escáneres del rival, provocarles sobredosis con granadas de Néctar o atacar el depósito que se aloja en sus espaldas y que les hará entrar en un estado de locura kamikaze.
Esta dinámica dual supone la gran aportación de Haze al género, que por lo demás sigue casi a pies juntillas las rutinas más clásicas: gran linealidad, uso intermitente de vehículos, algún sutil minijuego (como los morteros o la transición en la ciénaga), variedad (insuficiente, en este caso) de armas y un ritmo in crescendo que apenas da cuartelillo al jugón.
El uso del pad se amolda igualmente a los cánones clásicos del género, relegando en esta ocasión el
apuntado preciso al botón R3 y eliminando la opción de esprintar, dos decisiones que pueden resultar algo cuestionables pero que no afectan sustancialmente un sistema preciso y muy inmersivo, a lo que sin duda contribuye un
apartado FX atronador muy bien implementado y una banda sonora algo escasa pero de una epicidad sensacional. Llega traducido y doblado integramente al castellano, en un doblaje muy profesional que sin embargo cae en exageraciones y traducciones algo literales, dejando también en evidencia algunas limitaciones y reiteraciones ciertamente irritantes.
Y con ello pasamos a hablar del
aspecto técnico, uno de los puntos calientes de Haze y del que se han vertido ríos de tinta. Anunciado como un nuevo puntal tecnológico de la consola y acumulando retrasos que se han venido prolongando en el tiempo hasta superar los 6 meses, Haze
defraudará inevitablemente las expectativas de quienes hayan caído en las redes del hype que conscientemente se ha creado sobre la obra de Ubisoft. Muy lejos de explotar la consola de Sony y con exponentes actuales muy superiores, el título muestra unas texturas por lo general poco detalladas, escasa variedad de modelados, una inteligencia artificial inusualmente pobre, diseño irregular de escenarios y poca interacción, casos serios de popping y parpadeos molestos y, por último,
algunos bugs inexplicables como desapariciones por el mapa, fusiones imposibles con el enemigo, o compañeros que surgen de la nada, entre otros.
En el otro extremo, el juego consigue recrear un mundo nuevo con mucha solvencia y empaque, resulta inmersivo y muy fluido, además de ir
ganando en intensidad y variedad conforme pasan las horas, con algunas pantallas y momentos fantásticos, como los que tienen lugar a
bordo del buque o flanqueando a las tropas de Mantel en el complejo hotelero, por no hablar de algunos efectos tan chulos como la lluvia o las explosiones.
El uso de vehículos, el interesante desarrollo argumental y sobretodo la divertidísima dinámica
Soldado/Guerrillero son todos elementos que realzan las bondades de un juego que satisfará irremediablemente a los aficionados a los fps que no traten de encontrar en Haze hitos o techos tecnológicos con los que, evidentemente, no cuenta.