Definitivamente,
FIFA 2009 nos ha encandilado. Son muchas ya las horas de juego que le hemos dedicado al título, y antes que hablaros de las opciones de juego y ponernos demasiado técnicos, hemos preferido dedicar esta entrada a hablar de las
sensaciones que hemos tenido en el terreno de juego, a las cualidades jugables que atesora y las diferencias más palpables que hemos detectado con respecto a la anterior entrega.
La física del balón es fantástica, mejorando ostensiblemente con respecto al año pasado.
Los cabezazos no están del todo bien calibrados sin embargo, quedándose cortos en potencia en situaciones otrora decisivas y restando a los centros de gran importancia estratégica.
Las posibilidades tácticas son enormes, siendo posible ahora definir la formación en ataque y en defensa, ya queramos presionar, bascular, jugar con las líneas más juntas o separadas, buscar el balón al hueco, preparar a los delanteros para los centros, y un largo etcétera. Con un poco de pericia y sabiendo los botones de comportamiento del equipo o que jugadores tienes en cada posición,
podremos incluso diseñar y preparar jugadas ensayadas.
Un punto en el que ya reparamos en la anterior entrada y en el que volvemos a incidir es que
las animaciones han alcanzado un alto grado de definición y calidad. Los jugadores se mueven, reaccionan y reculan tal y como lo harían en la realidad. Se ha mejorado un tanto el tiempo de reacción, y el reconocimiento de impactos o colisiones así como la interacción con el balón son ahora soberbios.
La atención
hasta al más mínimo detalle queda patente en un sinfín de guiños y minucias que sin duda contribuyen decisivamente al grado de inmersión en el juego, haciéndolo realmente grande; delanteros pidiéndola al hueco, las celebraciones de los goles (que son ahora interactivas y muy reconocibles en los jugadores más conocidos), el cansancio, los choques o pelotazos fuertes al cuerpo, los enfados ante ocasiones claras, o las reacciones ante "injusticias" arbitrales son tan sólo algunos ejemplos de lo que en este sentido se han currado los chicos de EA para que vivamos
el mayor espectáculo del mundo como si estuviéramos en el mismo césped.
Aunque hablábamos muy positivamente de los comentarios de Paco González y Manolo Lama en la primera entrada de este análisis, la verdad es que
los comentarios se acaban haciendo bastante repetitivos, y pese a que han optimizado recursos para personalizar los partidos, la verdad es que
muchas frases las escucharemos varias veces incluso durante el mismo partido.
Y sin salirnos del apartado musical, donde no tenemos ninguna pega alguna es en la banda sonora, un apartado que siempre ha brillado en la saga deportiva y que ahora no es menos. El pop y rock americano y británico más moderno se dan cita durante los compases del juego con temas muy cañeros, variados y de rabiosa actualidad, seleccionados con gran gusto.
Aunque se nos tilde de quisquillosos, no podemos dejar de señalar algunos detallitos que esperemos estén apuntados en la libreta de los programadores para el año que viene. Y es que creemos que
la selección automática de jugadores no es del todo certera y puede llegar a dejarte vendido sobretodo en situaciones más defensivas.
Tampoco nos termina de convencer el sistema de regates con la palanca derecha del pad, al que cuesta mucho trabajo dominar lo suficiente como para encontrarlo de utilidad práctica.
Y por último, aunque nos parece genial el poder jugar un mano a mano contra un portero durante los tiempos de carga antes de los partidos, habría sido un puntazo añadir otro modo de entrenamiento en el que pudiésemos desplegar al equipo entero para ensayar maniobras o practicar otras tácticas.
Son tan sólo unas pequeñas matizaciones (y muy personales, en cualquier caso) que en absoluto mancillan el excelente trabajo con el que
EA consigue este año, y lo decimos sin tapujos ni medias tintas, superar con creces a su rival japonés y de carambola convertirse en el mejor juego de fútbol del mercado para la nueva generación de consolas.