Análisis Dynasty Warriors 9 Empires - Aprendiz de todo, maestro de nada

Terminar Dynasty Warriors 9 Empires nos llevará en torno a las 10 horas de juego en su campaña principal, aunque hay mucho más si queremos profundizar en el juego, sobre todo en las historias de los personajes secundarios. A poco que ahondemos la duración se duplica hasta las 20 horas (con una cantidad de misiones secundarias muy grandes, teniendo en cuenta el concepto más open world de esta entrega), pero es que los completistas pueden llegar a superar las 50-60 gracias a la brutal cantidad de contenido y personajes jugables, que además se multiplican con los DLCs.

El problema es que, si la fórmula jugable no termina de engancharte, el contenido a la larga se hace muy repetitivo, y los personajes extra y versiones alternativas no ayudan demasiado a paliar el problema. La idea de un mundo abierto ofrecía mucho más, y haber contado con un multijugador sólido y divertido hubiera sumado también muchos enteros.

La base de Dynasty Warriors 9 Empires vuelven a ser las batallas masivas contra gigantescos ejércitos rivales en las que nuestros generales, sus armas especiales y sus increíbles conocimientos de las artes marciales nos permitirán acabar con cientos de enemigos mientras nos abrimos camino en el campo de batalla. El control vuelve a ser tremendamente sencillo, con un botón principal para los combos que podremos combinar con otro ataque más potente y sensible al entorno (que nos permite interactuar con el escenario si es posible), y para los gatillos se guardan los devastadores ataques Musou, brutales combos especiales automáticos que causarán estragos y que tenemos que saber cuándo liberar.

En esta entrega tenemos además un papel táctico y estratégico más marcado, potenciando el movimiento de tropas, estudio de mapas y gestión de recursos, lo que nos facilitará o complicará posteriores batallas. La idea es muy buena, pero a la hora de llevarla a cabo no resulta ni tan intuitiva ni tan divertida como debería, y - al menos en nuestra experiencia - la suerte y la intuición ha tenido más recompensa que la deducción o los intentos de pensar más estrategicamente. Con todo, agradecemos que se siga apostando por enriquecer y potenciar esta faceta.

Aunque sobre el papel Dynasty Warriors 9 Empires llega cargado de novedades e ideas muy interesantes como apostar por un mundo abierto, cuando analizamos esas novedades vemos que el impacto no ha sido del todo positivo. La idea de darle más variedad a la jugabilidad añadiendo más plataformeo y secciones de sigilo es muy buena, pero no tiene un peso real y se complica por las travesuras de la cámara, siendo además mucho más fácil el ataque frontal. El concepto de abrir los mapas y ofrecer muchas más opciones también es estupendo en teoría, pero en la práctica no hemos tenido una auténtica sensación de libertad o recompensa... Y contar con más personajes fuera de la historia principal es un plus, pero evidentemente muchos de ellos son inventados, lo que supone un arma de doble filo para los amantes de la historia en la que se basa la franquicia.

El Empires del título hace referencia a una dosis más grande de estrategia dentro de la franquicia, y aquí sí que se consigue cumplir promesas, hay fases de simulación entre las batallas que nos permiten mover tropas, marcas objetivos, invertir tiempo en charlas con nuestros comandantes para potenciarles... Pero el problema viene en que a efectos prácticos, hay batallas casi ganadas y casi perdidas de antemano, y tenemos la sensación de que nuestras decisiones importan bastante poco, y que al final lo vamos a decidir todo en las batallas Musou. En el apartado positivo, estas son un poco más variadas y se enriquecen con elementos como las comentadas misiones secundarias u planes secretos, que si conseguimos llevar a cabo nos darán una importante ventaja en la batalla. La semilla es buena, pero hay que regarla mucho más.

A nivel visual Dynasty Warriors 9 Empires es un poco montaña rusa, ya que hay una senda muy interesante abierta - un mundo abierto, con los escenarios más grandes de la saga -, pero... esto tiene un coste claro a nivel de rendimiento. Las batallas que luchábamos contra cientos de enemigos ahora se hacen contra decenas, y aunque realmente esto no tiene un peso muy importante en la jugabilidad (siendo prácticos, es casi igual lanzar a 10 enemigos por los aires que a 80) sí que hemos notado que se pierde espectáculo en las batallas, y tampoco hay grandes elementos para compensarlo, porque los escenarios no son los más bonitos o detallados de la saga. Eso sí, en consolas de nueva generación lo vemos todo a 60FPS y 4K, algo muy de agradecer.

La banda sonora, como estamos acostumbrados, cumple ambientando a la perfección (aunque sin ninguna composición memorable), y contamos con el juego de voces japonés e inglés, además de textos en castellano para meternos de lleno en la campaña y revivir la historia del Romance de los Tres Reinos.