Dungeon Siege nació como un impresionante juego de rol para PC en 2002 basándose en la fórmula
Ultima, pero enfocando al jugador más hacia la acción y las batallas; su impacto se fue diluyendo con entregas posteriores, y tras años sin noticias de la franquicia
asistimos a un relanzamiento en PC, PS3 y Xbox 360 con Dungeon Siege III, que se va a manos de
Obsidian Entertainment y nos llega bajo el sello de
Square Enix. El título supone un importante giro en la saga, con
algunas ideas muy buenas... Y otras bastante menos brillantes. Veámoslo en detalle.
Nuestra primera - y más importante - elección en
Dugeon Siege III será elegir a uno de los 4 héroes ya predefinidos (nada de crearlos, aunque el lado positivo es que se potencia la historia), que además tiene dos formas de juego distinto:
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Lucas Montbarron es la clase guerrero, y tiene una configuración de ataque (con una gran espada) y otra de tanque (con escudo). Buena elección, sobre todo si jugamos solos.
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Reinhart es el mago, y tiene una forma más agresiva (con poderosos y destructivos hechizos) y otra de apoyo, haciendo las labores de clérigo. Ideal en partidas multijugador.
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Katarina es una especie de
pícara especialista en ataques a distancia, aunque tiene una segunda configuración para poder defenderse de cerca... Es, en nuestra experiencia, el peor personaje para jugar solos, sólo tiene sentido como apoyo / en el cooperativo.
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Anjali es la clase más versátil del juego, una especie de artista marcial en su forma humana y una mezcla de mago/clérigo cuando está convertida en fuego... Una elección muy interesante, y un personaje visualmente muy atractivo.
Con ellos comenzaremos una aventura tratanto de descubrir
quién hizo caer en desgracia a la Legion, y por qué quiere acabar con sus descendientes; un punto interesante es que
nuestras decisiones y conversaciones con los personajes secundarios nos irán abriendo misiones, y aunque no es nada nuevo en el género en
D.S. III esta función está muy bien implementada. La gente nos temerá, nos amará, nos odiará... Y las misiones secundarias específicas ayudan a hacer mucho más amena la trama principal.
El sistema de combate del juego es muy
Action-RPG, con el
novedoso punto de que no podemos tirar de pociones; la magia se recupera luchando con los enemigos (lo que nos hace pasar de una a otra configuración con rapidez con determinados personajes), y la vida con orbes que aparecen al eliminarlos o con hechizos curativos. Tener buenos hechizos asignados, el equipamiento de nuestros personajes o su subida de habilidades es igual de importante que ser hábil moviéndote y
repartiendo.
Dungeon Siege III supone una ruptura clara con las dos entregas principales anteriores. Se nota desde un principio que
todo el juego ha sido planeado pensando en las versiones para consola y el control está basado en un
pad, tanto que la versión de PC es bastante injugable si lo intentamos con ratón y teclado. A la hora de escribir estas líneas
Obsidian Entertainment se ha hecho cargo del error y promete un parche que solucione el problema del control, aunque aún no hemos podido probarlo...
¿El punto más fuerte del juego? Pues posiblemente sea
su modo multijugador, aunque especialmente en su vertiente local por culpa de un fallo incomprensible; nuestros avances en modo cooperativo
sólo se guardan en la partida del anfitrion, juguemos localmente u online. Si estamos jugando con un amigo esto no tiene demasiada importancia (sólo que él no puede continuar sin nosotros, si intenta empezar una partida lo hará con su personaje pero desde el principio, perdiendo niveles, equipamiento, habilidades...), pero al hacerlo en las partidas multitudinarias online
no se le da ningún aliciente al jugador para que se conecte y pruebe la experiencia. Pensamos que es muy necesaria alguna recompensa por probar, y así potenciar la comunidad online... Porque sin ella,
Dugeon Siege III se queda un poco corto dentro de los estándares del género. Hablamos de un juego de unas 12-15 horas en la primera partida, y cuya rejugabilidad está limitada a que queramos probar otro personaje y tomar otras decisiones; no hay
Game Plus ni extras interesantes a desbloquear.
El apartado técnico es muy sólido, aunque
las cosas no terminan de lucir por culpa de una cámara demasiado alejada que, por otra parte, es casi imprescindible; podemos hacer un zoom sobre nuestro héroe (si jugamos sólos), pero así las batallas se convierten en actos de fé, ya que no veremos de donde nos llegan los ataques. Que se pueda cambiar a los personajes de equipamiento también es un aliciente, aunque hay muy pocos modelados (otra cosa que Obsidian está trabajando en mejorar) y se echa en falta más profundidad. La banda sonora cumple con nota, el doblaje en inglés es muy correcto, y
los textos en castellano hacen mucho más sencillo darle una oportunidad al título.