Análisis Diablo III - Playstation 3

Sin duda alguna el punto más fuerte del juego, que sin contar con una historia especialmente apasionante - de hecho, está casi completamente estructurada en misiones y quest - nos mantendrá decenas de horas pegados al mando abriéndonos camino entre demonios, consiguiendo mejores armas y armaduras, exprimiendo el potencial de nuestros personajes y poniéndonos a prueba con niveles de dificultad más altos y nuevos retos. A nuestro gusto, la mayor baza de esta versión es el multijugador local, que aunque podría haberse exprimido más (no divide la pantalla ni siquiera a dobles, todos los jugadores tienen que ir juntos siempre) es justo lo que el título estaba pidiendo. Por supuesto, se mantienen las opciones de juego online.

Blizzard ha sabido adaptar a las mil maravillas el juego original de PC, y adaptar sus posibilidades al control de consolas, adecuando la disposición de botones, simplificando menús, incluso creando un sistema facilitado para intercambiar objetos. De esta forma, el genial sistema de acción del título original se traslada a las mil maravillas, e incluso se enriquece con un modo multijugador local (limitado, no hay forma de partir pantalla y al acceder a los menús fastidiamos a otros jugadores) que se suma al online. Sobresaliente.

El punto más controvertido de esta versión es lo poco sorprendente que resulta, sobre todo si ya hemos exprimido el juego original de PC. Las mejoras vienen buscando una experiencia de juego multijugador local, un desarrollo más fluido y con un loot (generación de items) mejor conseguido, al eliminar el sistema de la casa de subastas (y la obligación de jugar siempre conectados). Sin embargo, echamos de menos algún tipo de contenido extra, algún tipo de mejora de peso que realmente enriquezca la experiencia de juego y compense el retraso (alguna mazmorra, jefe, misiones exclusivas...).

A nivel gráfico nos encontramos una entrega claramente por detrás de la versión de PC (tomando, claro está, el juego de PC con características altas) tanto en resolución como en modelados o nivel de detalle, aunque los chicos de Blizzard se han puesto las pilas para conseguir que la diferencia se note lo menos posible. Como ventaja, el motor para PS3 es mucho más fluido y fiable, y elimina las ralentizaciones, popping o tirones del original. La banda sonora sigue siendo impresionante, y el juego nos llega traducido al castellano.